Ansiedad y depresión, coco del 10% de mexicanos

Ansiedad y depresión, coco del 10% de mexicanos
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De acuerdo con la Secretaría de Salud y la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, en México la ansiedad afecta al 14.3 por ciento de la población y la depresión la padece al menos el 9.2 por ciento, pero más de la mitad no sabe que la sufre.

Alguna vez te has preguntado ¿por qué en ocasiones perdemos el interés en algo que nos apasiona?

El psicólogo Manuel Hernández, quien atiende esos problemas en el sector privado, explicó a La Razón que la depresión es “la reacción ante la pérdida o una amenaza de pérdida, pero también puede ser una reacción hacia el fracaso, la desaprobación o la desilusión” y que además afecta “tu estado de ánimo y la manera en la que piensas, sobre todo en la autoestima”.

Mientras tanto, la ansiedad “te va a llevar a sentirte nervioso, irritado, a entrar en cierto pánico. Un síntoma adicional es un sentimiento de desazón” que te lleva a reacciones como sudar, morderte las uñas o agarrarte el cabello todo el tiempo.

El dato

La Secretaría de Salud (Sedesa) del Gobierno de la Ciudad de México dispone de una serie de servicios, programas y equipos para identificar y evitar que estos casos se compliquen

En los últimos años, estos trastornos se han convertido en un estigma social, al grado que dos terceras partes de los afectados piensan que su problema es “normal”.

“Muchas personas, de pronto, por la vida cotidiana y el ritmo que llevamos, donde todo es ajetreo, estrés, presión, situaciones donde hay mucho conflicto, creen que todo es parte de la vida por lo que se acostumbran y se adaptan a ello”, dijo el especialista.

La ausencia de apoyo emocional o de trabajo, el fallecimiento de un ser querido, una rutina de mucho estrés, ruptura de una relación y otras circunstancias que interfieren en disfrutar de aquellas actividades que antes eran apasionantes, son las causas que pueden llevar a una persona a padecer esta enfermedad.

“Cuando en un trabajo te rechazan, te regañan, te maltratan o descalifican, las cosas que tú haces o tus proyectos, eso gradualmente te puede llevar a un grado depresivo sin que tú te enteres”, expuso.

Manuel Hernández dijo que cuando esto llega a pasar, comienzan a presentarse síntomas como tristeza o irritabilidad; sin embargo, aclaró que las reacciones pueden ser diferentes, pues quien las presenta, en ocasiones no se muestra “triste, apachurrado o apagado”, sino que tiende a estar enojado todo el tiempo.

Por otra parte el afectado pierde el interés en el trabajo o la escuela y comienza a hacer sus deberes de forma automatizada. También el cansancio, sentimientos de culpa, la apatía, nostalgia, la desesperanza y el llanto comienzan a ser parte de su rutina; además se altera el apetito, come poco o come en exceso.

Respecto a este último punto, el especialista relató que los atracones se producen porque se tiene una ansiedad de vacío que lleva a los afectados a buscar en los alimentos una manera de aliviar su desesperación y llenar el espacio que “se vuelve insoportable”.

Pero a pesar de que enfrentar estas enfermedades mentales sea un reto difícil, se pueden controlar e incluso erradicar. “La mejor manera de demostrarnos a nosotros mismos que nos queremos es pedir ayuda siempre que la necesitemos”.

El psicólogo dijo que “si emocionalmente no me siento bien, estoy pasando por eventos que me ponen triste, que me tienen muy frustrado, que me meten en estado de ansiedad, lo principal es acudir con un especialista que te ayude a trabajar con estas emociones”.

“Mientras no trabajes aquellos duelos, pérdidas o situaciones que te llevaron a un proceso depresivo, se tiene una predisposición más elevada a padecer estos cuadros. En tanto más lo trabajes y más los neutralices, incluso en una terapia, más fuerte te vuelves emocionalmente”, comentó.

A manera de conclusión Manuel Hernández puso como ejemplo el contraste entre la felicidad y melancolía que muestran en la película de Disney “Intensamente” (2015), cuando Alegría no acepta que Tristeza toque los recuerdos felices de la niña para que no las arruine, pero “al final del día, cuando a Tristeza le permitieron hacer su trabajo, la personalidad (de la adolescente) se restauró, se fortaleció y volvió a ser la de siempre. A eso se refiere el permitirnos contactar con esa parte melancólica y nostálgica de nuestra personalidad, porque nos permite aprender nosotros mismos, a fortalecernos, crecer y madurar”.