México en África: abriendo nuevos espacios de oportunidad

México en África: abriendo nuevos espacios de oportunidad
Por:
  • julian ventura

México es un actor global, con una economía abierta y un compromiso probado con el multilateralismo. En nuestras relaciones bilaterales buscamos no sólo ampliar el diálogo político sino fomentar el comercio y la inversión productiva. La proyección internacional está vinculada de manera directa a nuestras metas de desarrollo social e inclusión.

Esta semana realizo una visita a Sudáfrica y Ghana, en el marco de nuestra estrategia de fortalecimiento de los vínculos con África. El continente tiene un creciente peso político y economías con altas tasas de crecimiento. Entre 1999 y 2018 nuestro comercio con los países africanos creció en promedio 10.2% por año, hasta superar los tres mil millones de dólares. Esta tendencia obedece en parte a la integración de cadenas de valor, como indica el hecho de que el 37% de nuestras importaciones sean hoy circuitos y componentes electrónicos.

La inversión extranjera directa de África en México también es mayor de lo que comúnmente se cree. En los últimos 20 años sumó 11,393 millones de dólares, con más de 1,500 empresas con capital africano. Las cifras son alentadoras y nos llaman a redoblar esfuerzos para concretar proyectos, a partir de una visión de mediano y largo plazo.

El peso de África en los organismos internacionales es evidente. Representa más de una cuarta parte de la membresía de la ONU. La mayoría de los países son parte de la OMC, o bien observadores en proceso de ingreso. Los principios que unen al bloque africano se alinean con los mexicanos: defensa del derecho internacional, igualdad jurídica de los Estados, y libre determinación de los pueblos. Trabajamos juntos sobre muchas causas compartidas.

Primero visitaré Sudáfrica, país con que conmemoramos 25 años de relaciones diplomáticas y que ha sido históricamente nuestro principal socio comercial en la región. El año pasado nuestro intercambio total fue de 650 millones de dólares, cifra que debiera ser mucho mayor. Empresas mexicanas como Bimbo, Cemex, Gruma, SuKarne y, próximamente, Kidzania se han insertado exitosamente en ese mercado. Las bases son sólidas, pero ambos gobiernos estamos llamados a hacer más, a acercar a los sectores privados, y a dar un salto cualitativo en la relación.

Las coincidencias en el plano político hacen posible iniciar un nuevo capítulo. En ambos países inician su gestión gobiernos que han colocado en el centro del debate público el desarrollo inclusivo, el combate a la corrupción, y la urgencia de reducir la inequidad.

En la reciente Cumbre del G20 nuestras coincidencias en éstos y otros temas fueron evidentes, al igual que el compromiso compartido de impulsar una agenda internacional constructiva. Ambos tenemos una capacidad demostrada para acortar distancias entre posiciones polarizadas, y de esa manera contribuir a la acción colectiva en temas fundamentales como el desarrollo sostenible, la equidad de género y el cambio climático. En la coyuntura global actual, tiene sentido que trabajemos mucho más de cerca.

Después sostendré reuniones en Ghana. Se espera que su economía crezca 7.4% este año y próximamente será la sede del Secretariado del Área Continental Africana de Libre Comercio. Si bien el comercio bilateral es incipiente, existen sectores con perspectivas interesantes, como el agrícola y el automotriz. Ghana también es un actor responsable en el sistema internacional, al ser uno de los principales contribuyentes a las operaciones para el mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

Mi visita a estos dos países refrenda el compromiso de México con sus socios africanos y con una diversificación inteligente de nuestros vínculos con el mundo. Subraya, a la vez, la determinación de la Cancillería, y de nuestras representaciones en el exterior, de redoblar esfuerzos para aprovechar nuevos espacios de oportunidad en beneficio de la sociedad mexicana.