Serie fotográfica evidencia muerte de la naturaleza en el norte

Serie fotográfica evidencia muerte de la naturaleza en el norte
Por:
  • Miguel-Crespo

Nuestros ancestros asociaban la renovación de la vida y la superación de la muerte con el nogal. Este árbol —que da como fruto la nuez— fue el preludio para que el fotógrafo mexicano Alfredo Esparza creara la serie Terra Nullius, de donde se desprende la exposición Este camino no es, en la que muestra 12 fotografías de paisajes desérticos del norte de México, modificados por la naturaleza y la mano del hombre. Imágenes de tierra muerta, tierra de nadie. En la Galeria L, hasta el 7 de septiembre.

“Todo surgió a partir de que me involucré en el negocio familiar, dar mantenimiento a nogaleras en Zacatecas, Durango, Chihuahua y Coahuila. Fue en esos viajes donde descubrí estos paisajes desolados, abandonados y en declive, consecuencia de intervenciones humanas”, dijo Esparza en entrevista con La Razón.

En Este camino no es, Alfredo retrata poblaciones que fueron abandonadas tras el agotamiento de los recursos naturales, así como la influencia de la violencia originada en la región. “Terra nullius es una frase que viene del latín y que significa tierra de nadie.

[gallery link="file" columns="4" td_select_gallery_slide="slide" ids="eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDEuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczAxIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDIuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczAyIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDUuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA1IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDYuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA2IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDkuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA5IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMTAuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczEwIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMTEuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczExIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMTIuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczEyIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDguanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA4IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDcuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA3IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDMuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczAzIiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0=,eyJ1cmwiOiJodHRwOlwvXC9taWdyYS5jb2RpZ29udWJlLmNvbVwvd3AtY29udGVudFwvdXBsb2Fkc1wvMjAxN1wvMDlcL0V4cG9DYW1pbm9Ob0VzMDQuanBnIiwidGl0bGUiOiJFeHBvQ2FtaW5vTm9FczA0IiwiY2FwdGlvbiI6IiIsImFsdCI6IiIsImRlc2NyaXB0aW9uIjoiIn0="]

Durante la época de la colonización esta expresión era utilizada para justificar la invasión de otros territorios. Los españoles, ingleses o franceses decían: ´Estas tierras son terra nullius y las reclamamos en nombre de la corona española, francesa etc.´ y a través de esta fórmula despojaban a los indígenas de sus territorios”, explicó.

Para Esparza, originario de Torreón sus instantáneas están insertas en un contexto temporal dentro del ocaso de la modernidad y la transición a la postmodernidad. “A pesar de que han pasado 500 años estás tierras producto de una apropiación violenta y hostil siguen siendo tierra de nadie. Estas imágenes donde tenemos paisajes desolados y destrozados por la sobre explotación de recursos y la violencia misma, donde se acabó el agua y la tierra no es fértil. Estos desplazamientos de poblaciones inciden directamente en el lugar a través del abandono”, agregó.

La muestra manifiesta sutilmente la violencia que ha azotado el norte del país. “Sobre todo en Coahuila, donde se ha encontrado un montón de fosas en lugares abandonados. Existe una doble violencia: el humano contra otras formas de vida, y la más agresiva de todas: acabar al de tu propia especie”, aseguró Esparza.

Alfredo Esparza se ayudó de las aplicaciones Google Maps y Google Earth para localizar y estudiar los lugares del desierto a los que quería llegar.

Para José Emilio Pacheco el mundo era un gran desierto en el que sólo el amor podía provisionalmente ampararnos, en ese sentido metafórico, Alfredo cree en el amor, pero al mismo tiempo no es tan optimista de una mejora del entorno a un mediano o largo plazos.

“Hay que visualizar el amor como la persistencia de la vida en medio de lugares tan hostiles”, finalizó.