“Triunfo enorme, la conciencia de que existe el cambio climático”: Antonio Lazcano

“Triunfo enorme, la conciencia de que existe el cambio climático”: Antonio Lazcano
Por:
  • larazon

El cambio climático es uno de los grades retos que enfrenta la humanidad, por lo que se necesita que haya expertos encargados de responder al nuevo paradigma que plantea esta emergencia, consideró Antonio Lazcano, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México y divulgador de la ciencia.

En entrevista con La Razón, el científico explicó cuáles son los retos para la labor científica en los años por venir y el panorama actual que enfrenta en México ante los recortes presupuestales que se han registrado en los últimos años.

¿Cuál considera que es el mayor reto global para la ciencia y su divulgación? En términos generales lo que se ha afianzado de nueva cuenta es la convicción colectiva de que la ciencia es un factor indispensable para comprender el mundo contemporáneo. Y esto se ha traducido en descubrimientos, unos teóricos y unos prácticos. En términos, digamos, de los descubrimientos más significativos, yo diría que el gran impacto que ha causado en la sociedad, de manera cada vez más general y muy visible en los últimos años, es el cambio climático.

La conciencia de que el problema existe es un triunfo triste, pero es un triunfo enorme que uno tiene que considerar. El que haya un número cada vez mayor de gente que está consciente del fenómeno es una muestra del valor que tiene la divulgación y la difusión de la ciencia.

¿El fenómeno del cambio climático se ha traducido en iniciativas o estudios científicos que ayuden a revertirlo? El estudio del cambio climático ha llevado a modelos cada vez más refinados en la atmósfera y de las interacciones de la atmósfera con los mares del planeta, con los océanos. Por ejemplo, un descubrimiento que es muy alarmante es el hecho del calentamiento con la subsecuente modificación en dirección, en su intensidad en la corriente Humboldt, la corriente del Golfo. Este año que celebramos un aniversario del nacimiento de Humboldt es bueno también mencionar que la corriente que lleva su nombre está siendo afectada por el calentamiento global.

Es un problema terrible al que hay que prestar atención. Tenemos satélites cada vez más precisos, que permiten hacer un seguimiento de la distribución de la flora, la fauna, y menciono solamente plantas y animales, aunque esto evidentemente afecta a otras formas de vida. Este monitoreo permite tener condiciones, desarrollar políticas locales e internacionales para la protección de la diversidad biológica. Los inventarios faunísticos o florísticos demuestran la rapidez con la que estamos perdiendo esta diversidad biológica, lo cual es importantísimo tener presente.

Hay una serie de fenómenos en cadena que van más allá de las disciplinas físicas, de la oceanografía, más allá de la biología, para tocar de manera inevitable las sociedades humanas, los fenómenos sociales.

"Los gobiernos mexicanos en los últimos 70 años no se han percatado que la ciencia, la investigación científica y tecnológica, son actividades que requieren calendarios que van más allá de los informes presidenciales o de los sexenios”

Hay proyecciones de los estragos que ocasionará a nivel social el cambio climático… Tiene asociado problemas de otro tipo. Por ejemplo, los epidemiólogos están extraordinariamente consternados porque cuando hablamos de cambio climático hablamos de cambios ambientales muy profundos, que van a afectar, entre otras cosas, la distribución de vectores y patógenos. Yo recuerdo que hace muchos años un colega había estudiado la distribución del virus del oeste del Nilo viendo los patrones de aves migratorias, cosa que a mí me pareció fascinante, pero también descubrí leyendo en revistas de divulgación especializadas que tenemos el riesgo de que vectores como los mosquitos, que transmiten el virus del zika, del dengue, están cambiando su distribución geográfica.

Asociado al problema de la pérdida de diversidad biológica, de la pérdida de cosechas, de la pérdida de fauna, de flora, tenemos también el riesgo de la distribución de patógenos, es decir, hablamos de cambio climático y estamos hablando de un efecto global complicado que requiere de la participación de muchas disciplinas.

¿Y existe voluntad de gobiernos y academias para tomar medidas para mitigar el cambio climático? Para mí esto sería un ejemplo clarísimo de la necesidad de estar promoviendo la creación de carreras científicas, de trabajos, de tratados internacionales y de cambios sociales que yo encuentro, eso sí, un poco más alentador, no quiero presentar una imagen apocalíptica, pero encuentro mucho más alentador cuando uno ve, por ejemplo, la manera en que los jóvenes, los niños aprenden a recoger plásticos.

Esto requiere de un concurso internacional, requiere de la participación de muchas naciones. Es un problema, claramente, como el del narcotráfico o como el de las epidemias: sólo se pueden resolver de manera internacional.

La lucha contra el cambio climático está relacionada con la defensa del medio ambiente. Es importante mencionar la cantidad de personas que han sido asesinadas, los activistas medioambientales. Y han sido asesinados o amenazados en todo el mundo, lo cual demuestra cómo la defensa del ambiente finalmente está relacionada con una crítica muy clara al modo de producción capitalista, que desde luego han seguido muchos países socialistas también, en donde la devastación que se hace de las riquezas naturales es brutal.

Si uno revisa el caso de Brasil, el de México, el de distintos países latinoamericanos, de países del sureste asiático, de África, uno ve la cantidad de personas que algunos medios como The Guardian, en Inglaterra, ya llaman los “mártires ambientales”.

En cuanto al estatus de la ciencia en México… México es un país que tiene una comunidad científica pequeña, proporcional no sólo a la población que tenemos, sino al potencial que existe. Pero yo diría que hay cosas de las que nos debemos sentir extraordinariamente orgullosos: por ejemplo, la manera en que grupos de astrofísicos mexicanos participaron en la detección y la formación de la imagen de un hoyo negro; la participación de científicos, sobre todo del Cinvestav, en el acelerador de partículas de Ginebra.

La gente se olvida que en México tenemos un grupo absolutamente distinguido, extraordinario, reconocido internacionalmente de gentes que trabajan en genética molecular. Y eso ocurre en muchos lados del país. La manera en que ahora tenemos el conocimiento de los genomas completamente secuenciados de variedades del maíz, del ajolote, distintos grupos de frijoles, etc. Unidos al detalle con el que estamos, el conocimiento que estamos desarrollando de la genética de nuestra población son una demostración de la calidad de la ciencia mexicana.

Eso habla del reconocimiento internacional a las capacidades de los científicos mexicanos.

Sin embargo ¿se puede hacer ciencia con un presupuesto cada vez más reducido? Evidentemente es una actividad que está en riesgo por la clara falta de apoyo del gobierno actual a la ciencia y a la investigación científica y tecnológica.

El gran problema es que los gobiernos mexicanos en los últimos 70 años no se han percatado que la ciencia, la investigación científica y tecnológica, son actividades que requieren calendarios que van más allá de los informes presidenciales o de los sexenios, es decir, el apoyo económico que se le da a la ciencia no va de acuerdo con la dinámica que la investigación científica tiene.

Desde 2017 lo que hemos visto han sido recortes pavorosos en el apoyo que se le da a la ciencia, y en especial a las becas.

Lo que nosotros queremos tener es instituciones académicas muy sólidas, centros de investigación muy reforzados, que tengan la garantía, la certeza de que cuando haya un cambio en la Presidencia, la gobernante o el gobernante en turno no salgan con ocurrencias.

El dato: Para 2020 la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto de 98 mil 724 millones de pesos para la ciencia.

¿Y cómo es que se puede lograr esta solidez? Reconociendo que la ciencia es un componente de investigación académica, un componente para el desarrollo equilibrado, democrático, en toda sociedad contemporánea. Es imposible pensar en una sociedad moderna, democrática, en donde todo mundo tenga acceso a los beneficios de la cultura, de la ciencia y no se expande un aparato científico.

Eso requiere del reconocimiento de que la ciencia y la cultura son participativas. Históricamente la participación de los científicos en comunidades, en gremios, en academias, representó la manera de aislarse del poder político y del poder religioso. La ciencia no es democrática en el sentido de que uno vote y los meteoritos caen del cielo o no, pero la ciencia tiene que ser participativa.

Creo que lo que tiene que haber es una participación de los científicos. Los científicos, la comunidad académica va a insistir en la necesidad de recursos para los jóvenes y recursos que no estén sujetos a los vaivenes políticos, sino que los estudiantes que estén afuera haciendo posgrados o especializaciones sepan que la beca no se les va a cortar, ni va a llegar a destiempo, ni va a ser incompleta; sino que ellos se pueden dedicar a lo que realmente tienen que dedicarse: a estudiar, a innovar, a desarrollar.