El 19-S, a un mes de distancia, la herida se abrió otra vez
Septiembre 19, 2017, la capital del país terminaba el gran simulacro que conmemoró 32 años desde el gran sismo de 1985, un par de horas después, casi a la una y cuarto, la herida volvía a abrirse. Desde los límites de Morelos y Puebla, un terremoto de 7.1 grados azotaba el centro de la nación. Hoy, a un mes de la tragedia, los mexicanos intentan recuperar la rutina a pesar del miedo y la incertidumbre.
Un total de 369 personas fallecieron; miles de escuelas, viviendas y edificios resultaron con daños severos en la capital y en el Estado de México, Puebla, Morelos, Chiapas, Tlaxcala y Oaxaca.
[caption id="attachment_652047" align="alignnone" width="1068"] El sismo partió hogares a la mitad en Jiutepec, Morelos (Foto: Cuartoscuro)[/caption]
El dolor de la herida permanece entre todos los mexicanos, pero más en aquellos que no sólo perdieron el patrimonio que les costó años construir, también a sus familiares.
La colonia Condesa, característica por su glamour, vive ahora bajó el temor, la tristeza y el éxodo de aquellos que perdieron su hogar y quienes buscan un sitio más seguro para vivir.
[caption id="attachment_652042" align="alignnone" width="1068"] A un mes del sismo, así lucen las ruinas de un edificio de 8 pisos que colapsó en la calle Laredo de la colonia Condesa (Foto: Cuartoscuro)[/caption]
Muchas personas cuyos edificios y viviendas colapsaron, se quedan con familiares o al cobijo de carpas o casas de campaña a la intemperie; hay otros que también viven afuera de sus propiedades con la expectativa de una respuesta por parte de las autoridades.
Poco a poco intenta volver a la normalidad el país, sobre todo en los estados afectados por el sismo, mientras avanza la reconstrucción, una tarea que sin duda llevará mucho tiempo.
El pasado 19 de septiembre, Oaxaca ya estaba en emergencia por el terremoto que ocurrió el 7 del mismo mes; este sismo vino a aumentar la tragedia en aquellos que ya lo habían perdido todo.
[caption id="attachment_652043" align="alignnone" width="1068"] En Jojutla Morelos, damnificados por el sismos viven en casas de campaña donadas por China (Foto: Cuartoscuro)[/caption]
En el Istmo de Tehuantepec, la emergencia no ha terminado, los habitantes que perdieron sus casas pasan las noches bajo la luz de la Luna y, a veces, con fuertes lluvias que inundan los espacios que acondicionaron para vivir.
Hace un mes, el caso que más llamó la atención en la Ciudad de México fue el Colegio Enrique Rébsamen, donde 26 personas fallecieron, 19 niños y seis adultos.
Desde los primero minutos de la tragedia que volvió a marcar al país, la solidaridad se hizo presente: los primeros en organizarse fueron los millennials, a quienes se les consideraba apáticos a los problemas del país y sólo se manifestaban a través de las redes sociales.
[caption id="attachment_652044" align="alignnone" width="1068"] El derrumbe del colegio Enrique Rébsamen se volvió uno de los símbolos de la tragedia del 19-S (Foto: Cuartoscuro)[/caption]
Mientras la Ciudad de México era un desastre por aquellos que intentaban llegar a su casa, otros se sumaban a las labores de rescate y en la colecta: "Necesitamos agua, palas, picos", se escuchaba en colonias Roma, Condesa y Del Valle.
Poco a poco la gente sumó y así cayó la noche; las labores no pararon, continuaban las vallas humanas para retirar escombro por escombro hasta tener señales de vida en los edificios colapsados.
[caption id="attachment_652045" align="alignnone" width="1068"] Rescatistas de todo el mundo movieron con sus manos toneladas de escombros para salvar vidas (Foto: Cuartoscuro)[/caption]
En el Estado de México, Puebla y Morelos, el escenario fue similar, aunque por la lejanía la ayuda tardó un poco más en llegar.
Ahora los niños vuelven a clases, los empleados regresan a sus oficinas y las calles intentan cobrar la misma alegría que antes del sismo; sin embargo, aún expresan el miedo ante otro movimiento telúrico que vuelva tocar la herida.
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