El Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) comenzó la impresión de un millón 838 mil 724 boletas de opinión de la Consulta del Presupuesto Participativo 2025, en la que el 17 de agosto se elegirán los proyectos que recibirán financiamiento de entre 13 mil 132 propuestas.
En las instalaciones de Talleres Gráficos de México, la consejera presidenta del IECM, Patricia Avendaño Durán, explicó que la participación ciudadana en este tipo de consultas no ha superado el 10 por ciento, por ello, sólo se imprime una cantidad menor de boletas.
“Buena parte de ese desaliento de la ciudadanía se debe a la falta de cumplimiento de los proyectos seleccionados“, reconoció.
“Es un ejercicio que tiene ya más de una década, que se ha impulsado [para] que la ciudadanía se involucre en la determinación del presupuesto destinado a cada colonia. Hemos tenido siempre una participación que no rebasa el 10 por ciento. Nosotros desearíamos que más personas se involucraran en este ejercicio”, comentó la consejera presidenta del IECM.
Participarán personas en prisión preventiva
El total de boletas impresas corresponden al 23 por ciento de las siete millones 893 mil 812 personas que componen el padrón electoral de la Ciudad de México, de modo que se espera que aproximadamente la mitad de las boletas no se utilicen durante la consulta.
De las casi dos millones de boletas, dos mi 690 se destinarán para la participación de personas recluidas en los centros penitenciarios de la capital por prisión preventiva. Otras 333 se utilizarán para la opinión de personas en estado de postración.
Boletas sin usar se reciclan o se comercializan
Patricia Avendaño aseguró a La Razón que las boletas que no sean utilizadas en la Consulta del Presupuesto Participativo serán comercializadas y recicladas, únicamente cuando haya finalizado el proceso y si no hubiera alguna determinación de autoridades en materia electoral.
“Las papeletas, siempre, de todos los procesos, una vez que culminan, se toma un acuerdo para la destrucción de estos materiales, pero una vez que se satisfacen y se resuelven todos los medios de impugnación, y si hubiera alguna determinación de recuento, debemos de contar con esos materiales. Cuando termina cualquier proceso, se lleva a la determinación de destrucción, pero no es que se destruyan y se tiren, sino que se reciclan, se comercializan, para de ahí obtener algún beneficio, recuperar recursos que nos permitan fortalecer el gasto de la institución y, además, ese material que es papel, se convierte nuevamente en pasta de celulosa que servirá para imprimir otros materiales”, dijo a pregunta expresa de La Razón.
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cehr