“Debemos aguantar, no comer o ir al baño”: enfermeros

“Debemos aguantar, no comer o ir al baño”: enfermeros
Por:
  • karla mora

Los enfermeros que trabajan en hospitales donde hay casos de Covid-19 resisten todo tipo de incomodidades cuando entran a la zona de riesgo. Entre la bata, el cubrebocas, los guantes y el uniforme, no queda espacio para comer con la constancia que quisieran; se privan de tomar agua en múltiples sorbos y se aguantan hasta las ganas de ir al baño, porque ir implica quitarse todo el equipo y tardan en volvérselo a poner, impidiendo que corran con urgencia si se les solicita.

Cada que agarran una prenda deben lavarse las manos; una y otra vez tocan el jabón y el gel, y ya con guantes protectores no pueden tocarse la cara, ni por descuido, porque es peligroso.

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“Ha sido un tanto pesado, como ir al baño, comer, porque no te puedes quitar el cubrebocas, tus guantes no pueden tocar nada, si tienes sed, te tienes que quitar todo y volvértelo a poner; igual si tienes hambre. Para atender a los pacientes nos han entregado material para protegernos y hasta este momento han intentado reducir el número de personas que entran en esas áreas”, detalló Daniela, enfermera que trabaja en el Hospital Manuel Gea González.

En entrevista con La Razón detalla que vive sola y eso ha facilitado que no le pese tanto tener cuidados extremos; pero sabe que, por conciencia, no debe visitar a su mamá, porque tiene miedo de que algo se cuele en su ropa y la contagie; tampoco irá a las fiestas de cumpleaños de su prima y de su hermana, que serán en las próximas semanas.

“Ha sido un tanto pesado como el ir al baño, comer, porque no te puedes quitar el cubrebocas, tus guantes no pueden tocar nada, si tienes sed te tienes que quitar todo y volvértelo a poner, igual si tienes hambre”

Daniela

Enfermera

En dicho nosocomio hay un área especial para los pacientes con compromiso respiratorio; los que ahí ingresan para darles atención ya no salen, por precaución.

La enfermera llega con el uniforme clínico, el blanco que todos conocen; pero al entrar en el área respiratoria solamente se les permite usar uniforme quirúrgico: bata, gorro, googles, cubrebocas y guantes.

Cuando ella y sus colegas saben que entrarán al área de riesgo, donde permanecen desde ocho horas hasta la guardia de 24, procuran tener todas sus necesidades cubiertas, y si es inevitable ir al baño o comer y beber agua, las precauciones son extremas.

Una vez adentro de la zona con pacientes con afecciones respiratorias, ya no pueden salir, y eso les genera ansiedad en ocasiones. Esperan a diario el sonido del timbre que les avisa la llegada de material de consumo, medicamentos y hasta la comida.

Y cuando Daniela sale de su turno, no sin antes pasar por un proceso de sanitización, en el que la rocían con alcohol, y de bañarse en el hospital, va directo a su casa sin desviarse, porque el miedo a contagiar a su familia u otras personas es mucho. En su casa vuelve a bañarse.

Otro caso es el de Miguel, camillero de la Clínica 29 del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde los trabajadores afirman que se han atendido al menos dos casos positivos a Covid-19.

Desde que llegaron los pacientes con afecciones respiratorias, difundidas por el personal también como neumonías atípicas, Miguel evita tener contacto con su hija, quien está cerca de cumplir tres años de edad.

“Ahorita sólo la veo por videoconferencias; pero sé que está muy bien, lo que no quiero es que le vaya a pasar algo, porque, como estoy en hospital, quiero pensar que ya soy resistente a muchos virus; ¿qué tal si soy portador y no lo sé? porque no tengo ningún síntoma”, mencionó.

El dato: Personal del IMSS adscrito a la Clínica 27, bloqueó ayer el cruce de Eje Central y Manuel González, donde se ubica el nosocomio, en protesta por la falta de insumos.

Su dinámica es similar a la de Daniela: se baña dos veces, la ropa con la que llega del hospital se la quita antes de entrar a áreas comunes de su domicilio, donde vive con su esposa, quien tampoco ha visto a su hija, por el mismo temor.

Miguel narró que en el nosocomio donde trabaja ya hubo una defunción relacionada con el coronavirus; a él le tocó bajar el cuerpo al área correspondiente, para lo cual tuvo que colocarse bata desechable, googles, gorro, botas quirúrgicas y una bata; y aunque ve bien esas medidas, teme que no sean suficientes, porque si bien se protegió durante el tiempo que tuvo contacto con el cuerpo embolsado, sabe que uno de los familiares del occiso paseó por el hospital sin protección alguna.