“Mi hijo quiso ayudar a los vecinos y resultó quemado”

“Mi hijo quiso ayudar a los vecinos y resultó quemado”
Por:
  • fernando_nava

Con hambre, cansancio, desesperación, frío y angustia, la señora Estéfana Pérez, de 73 años, espera en el Hospital General de Balbuena cada parte médico para saber cómo avanza la salud de su hijo, quien sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo por ayudar a una de sus vecinas durante el sismo de 7.1 grados Richter.

La mujer informó que durante el terremoto de aquel 19 de septiembre su familiar Antonio Roche Pérez, ayudó a una vecina que tenía el bóiler encendido, lo que provocó un estallido y que tanto él como uno de sus vecinos del fraccionamiento Jardines de San Lorenzo, en la delegación Tláhuac, salieron disparados por la explosión.

“Mi hijo quiso ayudar, él siempre ha  sido de buen corazón, pero en su intento por rescatar a sus vecinos, el fraccionamiento se incendió por un bóiler… está completamente quemado”, dijo a La Razón.

Antonio, quien es padre de dos niñas y un varón, es el sustento de su familia, y tanto su madre como su esposa, Alba Rodríguez, temen que la falta de recursos pueda ser una limitante para que vuelva a retomar su vida.

“Él es jefe de familia, siempre ha trabajado, y ahora con esta situación no sabemos qué hacer; él a veces me daba dinero y sus hijos dependen completamente de él, imagínese que ya no pueda trabajar, mi nuera va a tener que trabajar duro para poder mantenerlos a todos”.

Pese a la situación, esta familia conserva la esperanza de que Antonio se reincorpore a su vida cotidiana luego de que los doctores le den terapia.

“Ya nos dijeron que le tienen que dar terapia, y es que aquí es el único lugar donde lo pueden atender. De hecho él estaba en el hospital de Tláhuac, pero los doctores al valorarlo lo mandaron de inmediato para acá, lo trasladaron en helicóptero el mismo día del temblor y ahora estamos hasta acá”.

Toda la familia Roche Pérez habita en aquella delegación, por lo que sus no pueden trasladarse a su vivienda y deben esperar afuera del hospital todo el día.

“Nosotros no tenemos dinero para andar trasladándonos, somos pobres, somos gente que no tiene tantos recursos, pero aquí estamos, todo sea por mi hijo”, dice la señora Pérez.

Sin embargo, tanto Estéfana como Alba expresan su coraje con la vecina que tenía el boiler encendido, pues desde ese día ni siquiera se ha acercado para preguntar cómo está el hombre que salvó su vida.

“La señora ni si quiera se ha acercado con nosotros, no nos ha dicho nada, ni un gracias. Mi hijo casi muere por salvarla, porque ella tenía el boiler encendido, él fue a apagarlo, pero con el movimiento se provocó una fuga de gas, y ahora no nos quiere ni hablar”, dijo la señora Pérez.