Murió por ser negro: viuda de nigeriano

Murió por ser negro: viuda de nigeriano
Por:
  • larazon

Foto Especial

Isac Echinedu Nwachukwu era negro... y ya está muerto.

Hace apenas cinco años, cerca del metro Balderas, el hombre nacido en Nigeria jalaba la cuerda de un papalote que volaba con su hija, para que se elevara. No lo logró porque en ese momento unos policías se aproximaron a él y le ordenaron: “¡a ver, pinche negro, contra la pared, que te vamos a revisar!”

Isac preguntó qué pasaba y la respuesta fue: “te di una orden, pinche negro…”. Sin más, lo subieron a la patrulla. Esa tarde terminó en el reclusorio y ahí pasó dos años preso, acusado de ser narcomenudista. Dicen que le “encontraron” una báscula para pesar droga.

La autoridad al final determinó que era inocente y lo puso en libertad sin ofrecerle disculpa alguna.

Ésa fue, quizá, la primera de las grandes tragedias que comenzaron a concatenarse en la corta historia que Isac quiso construir en México, a donde llegó en 2002. Pero en este país y en esta ciudad casi todos los días encontraba hostilidad.

Así lo recuerda su esposa, Liduvina Castillo, quien se pregunta qué tanto el hecho de que fuera negro tuvo que ver en que ahora esté muerto. “Nunca pasó una semana en que la policía no lo revisara. Siempre lo paraban y le pedían sus papeles. Le decían que aquí los negros andaban de ilegales”.

Es breve plática con La Razón y mientras ésta ocurre, Amarachi, la hija de Isac, pregunta constantemente por su papá.

La niña de siete años aún no sabe que falleció el pasado 11 de mayo, después de reñir con policías de la Secretaría de Seguridad Pública del DF.

Asegura Liduvina que los agentes lo agredieron y huyeron. Y que entonces él se levantó molesto y trató de perseguirlos, pero fue arrollado por un carro que pasaba por ahí. Horas después falleció en una cama de hospital.

La policía, sin embargo, indica que los hechos no ocurrieron de esa forma. Y que Isac era el que estaba alterado, según indicó el secretario de Seguridad Pública del DF, Manuel Mondragón. Lo cual abre la posibilidad de que las causas de su deceso puedan cambiar.

Ludivina sostiene sin embargo su idea sobre el clima de agresión de que

su marido era objeto. Recuerda que otro día a Isac lo insultó un taxista.

“Le dijo: aquí los turistas negros pagan en dólares”. Él se negó y entonces el chofer del taxi pidió a unos policías que lo detuvieran. De nueva cuenta los agentes se lo llevaron.

Hace dos días Liduvina tuvo que dejar la casa en la que vivía con Isac. Se fue a vivir con su mamá, pues ella le ayudará a cuidar a Amarachi (el nombre de la niña significa gracia de Dios), una pequeña de cabello rizado, morena, delgada, que durante la entrevista no para de jugar con una muñeca vieja.

Entre sus cosas Liduvina guardó las últimas fotografías que tomó con su esposo, en Oaxtepec, durante las vacaciones pasadas. También empacó algo de ropa y las artesanías que él vendía, las mismas por las que lo conoció hace nueve años, cuando Isac Echinedu Nwachukwu se acercó a ofrecérselas.

También conserva el recuerdo del papalote que ese día de 2006 no voló.

PGJDF va tras otros dos policías que lo atacaron

La Procuraduría capitalina busca a otros dos policías de la SSPDF, adscritos al sector Asturias, quienes, según las investigaciones, fueron los primeros en agredir a Isac Echinedu Nwachukw la noche del 11 de mayo.

Las indagatorias indican que después de que ellos lo golpearon y le robaron sus pertenencias otra patrulla llegó al lugar y al parecer él quiso detener la unidad para avisarle sobre ese ataque.

Fue entonces que se dio un jaloneo y un altercado con los cuatro agentes.

Los dos uniformados que llegaron en esa patrulla, la 73003, están libres.

Los otros son investigados y están acusados de robo y abuso de autoridad.

Ayer el secretario de Seguridad Pública del DF, Manuel Mondragón, rechazó que sus policías hayan agredido a Isac y aseguró que ellos sólo querían ayudarlo.