“Toqué y me dijeron cáete con el pedido, el dinero y el celular”

“Martín” es repartidor vía app, hace un mes fue a la colonia Roma Sur a dejar un pedido, cerca de la calle Bajío, unas calles antes de avenida Cuauhtémoc. Al bajar de su bici y preguntar por su clienta, fue recibido por un hombre que lo asaltó.

“Llegué, toqué el timbre, el pedido era de Julieta pero salió Arturo; él me dice ‘cáete con el pedido’, pero después también fue ‘cáete con el dinero’ y ‘cáete con el celular’; pero creo que el producto no le convenció y me lo regresó. Me dejó ir, pero antes me obligó a cancelar el pedido”, contó en entrevista para La Razón.

Esta experiencia es recurrente, dice “Martín”, y parece ser el modus operandi más generalizado para el robo a repartidores: el cliente-asaltante. Los trabajadores que llevan comida, despensa o cualquier otra necesidad a donde lo requieren han notado que esto creció durante la pandemia; pero, no todos denuncian.

De acuerdo con cifras del Gobierno local, durante julio de este año hubo 4.7 robos diarios a repartidor, en promedio. Cifras de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, publicadas en el portal de Datos Abiertos de la Agencia Digital de Innovación Pública, apuntan que en abril se reportaron 170 robos; en mayo 137 y en junio 121.

Una tendencia en este tipo de delitos, según la propia Fiscalía, es el uso de la violencia para cometerlos. En abril, mayo y junio se documentaron 332 casos de robos a repartidor con violencia, de las que 23 involucraron el robo de sus vehículos, que son bicicletas o motocicletas.

Otros 96 incidentes no reportan violencia, tres de éstos padecieron el robo del vehículo en cuestión.

Con base en registros de junio, la actualización más reciente, las alcaldías que registran el mayor número de robos son Iztapalapa (22), Álvaro Obregón (15), Azcapotzalco (12) y Cuauhtémoc (10). Benito Juárez y Magdalena Contreras, con uno cada una, están entre las que menos incidencias reportan.

Saúl Gómez, vocero del colectivo #Niunrepartidormenos, explicó que esta situación es parte de una evolución en los asaltos que a menudo deben enfrentar, pasando del robo a repartidor en vía pública al delito cometido por el cliente.

Ocurre que, quien hace el pedido, suele ser inicialmente una mujer; pero al llegar al domicilio sale un hombre armado que los despoja de sus pertenencias y también se queda con la comida solicitada.

Pese a las cifras que muestran una tendencia a la baja en los delitos contra repartidores, aseguró que la cifra real podría ser más alta, pues entre ellos hay desconfianza en la denuncia.

“La inseguridad hacia los repartidores ha crecido demasiado, más de 60 por ciento, aunque las autoridades digan lo contrario. Esta situación sucede porque, en ocasiones, no dejan llegar al repartidor al Ministerio Público, les dicen que no vayan porque, por la pandemia, tienen menos personal y no les pueden atender, que mejor lo hagan en otra ocasión, para evitar cualquier riesgo de contagio”, afirmó.

Esa falta de denuncias, opinó, es lo que provoca que no se vean reflejados los delitos en las cifras oficiales.

Esta condición se suma al riesgo vial. En la emergencia sanitaria, si bien hay menos accidentes, el nivel de siniestralidad aumentó. #Niunrepartidormenos cuenta 42 lesionados y seis muertos de abril a julio, el fallecimiento más reciente ocurrió la semana pasada.

“Los automovilistas comienzan a salir más y hay muchos que no están de acuerdo en compartir la calle”, expuso Saúl.

Ante la inseguridad, el diputado local de Morena, Eduardo Santillán, publicó una convocatoria para recibir las propuestas de los trabajadores de este sector. “Es necesario revisar las condiciones de seguridad en las que laboran los repartidores”, escribió. Unas de las peticiones de los repartidores es que las empresas los doten de seguros, por el riesgo que implica su labor; ninguna ofrece esta garantía.