80 o 20 años, para el caso da igual

80 o 20 años, para el caso da igual
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Barranquilla.- ¿Es realmente un problema atender la edad de los integrantes del futuro gabinete del virtual presidente? Este tema ha sido discutido en innumerables veces; ¿es mejor que sean jóvenes, que sean adultos o viejos quienes se encarguen de los asuntos de gobierno? La respuesta está en lo que hacen, más que en su edad.

En varias ocasiones nos han vendido la idea de la juventud para gobernar; si nos atenemos a los resultados la situación no ha cambiado y en muchos casos ha empeorado. La edad no necesariamente se convierte en una condición para gobernar.

En los últimos años, bajo el amparo de que gobiernan los jóvenes hemos visto desfiguros y problemas entre lamentables y desilusionantes. Hemos tenido presidentes jóvenes y las cosas no necesariamente han sido diferentes; hemos tenido legisladores jóvenes y en más de un caso las cosas han empeorado. Lo que la ciudadanía quiere es que gobiernen los más capaces, así tengan 80 o 20 años.

Se ha hablado este día de que el equipo de López Obrador tiene un gabinete con un promedio alto de edad. En sentido estricto, poco o nada importa si hacen bien su trabajo. Una de las claves está en si los hombres y las mujeres que van a encabezar su equipo tienen la capacidad de discutir y escuchar no sólo lo que les dice su jefe. Si bien forman parte del equipo del futuro presidente, están en la imperiosa necesidad de escuchar a diferentes sectores, y a la prensa en general, por más “fifí”, que le resulte a su jefe.

Con los jóvenes no hemos tenido, hasta ahora, innecesariamente buenas experiencias. Esto no es condición de no convocarlos; un caso que pueda resultar una grata revelación es el de María Luisa Alcalde en la Secretaría del Trabajo. Sin embargo, otros perfiles llevan a un cuestionamiento sobre cuál será el desempeño de ellos y ellas.

Pensar en los jóvenes es pensar en 40 por ciento de la población. No se puede gobernar sin ellos y hay que entender que en la mayoría de los casos, ellos son una conciencia crítica que le debe venir bien al ejercicio del poder. Los jóvenes, estén o no directamente en el gobierno, son clave para gobernar, pero también debemos entender que la calidad de vida coloca a un amplio sector de la nación en edad mayor y con suficiente fuerza y capacidad para estar en las lides del gobierno y de la política activa.

El gabinete de López Obrador no está para ser juzgado por su edad; está para ser juzgado por su capacidad, por su sensibilidad y por sus resultados. Que haya o no jóvenes en él va a importar en la medida en que quienes gobiernen estén atentos a ellos; pero si no lo hacen con razón veremos que el tema de la edad se convertirá en un problema de comunicación y, al paso de los días, de gobernabilidad.

López Obrador, más que nadie, debe entenderlo. Los hombres y las mujeres que están conformando su gabinete, si bien deben responderle a él, por más lugar común que parezca, deben atender a la sociedad. La concentración del poder que distingue a López Obrador puede acabar, bajo estas circunstancias, en un elemento profundamente inquietante.

Se entiende que en estos días se discuta la edad de los integrantes del próximo gobierno; pero más que el beneficio de la duda, debemos colocar ante nosotros las capacidades que ellos debieran tener más allá de la idea típica del sistema político mexicano de responderle a su “jefe”. No se trata de que hagan lo que quieran; se entiende que están siendo seleccionados por una persona y que le deben responder, pero lo que sí queda claro es que tienen que hacer valer su nombramiento, y para ello, insistimos, poco o nada va a importar que tengan 20 u 80 años.

Al final ellos serán una de las caras del nuevo gobierno ante la sociedad y en ellos también puede estar la gloria o el infierno.

RESQUICIOS

La derrota en la final de hockey femenil fue un drama para el equipo mexicano. Ganaron la plata, lo que es mucho, pero las lágrimas de las jugadoras combinaban la impotencia y la rabia; hicieron un partido sensacional, pero un descuido provocó que perdieran el oro. Fue ejemplar lo que hicieron.