85 Kms.

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Por:
  • javier_solorzano_zinser

Panamá.— Una de las historias más significativas y trascendentes en la vida de este país es la del canal. El 26 de junio de este año deberá ser inaugurada una obra igual de impresionante e importante que la construcción misma del canal, su ampliación.

Se trata de hacer de la zona un espacio para que más barcos puedan pasar por este canal de 85 kilómetros de largo. No se trata sólo de crecer, también se trata de que el canal se consolide y pueda seguir compitiendo en todos los niveles y siga siendo uno de los centros de paso más importantes de la marina mercante en el mundo.

Nos dice uno de los orgullosos ingenieros panameños que ve difícil que surja otra zona de estas dimensiones en la región, “entre el canal de Suez y el de Panamá se seguirá concentrando el mayor tráfico en el mundo”.

La referencia tiene que ver con la intención china de construir un canal, con las características del de Panamá, en Nicaragua. La tarea se ve por demás compleja. El presidente Daniel Ortega asegura que es una opción, pero la interpretación es que se mueve en los terrenos de la política y que por ello motiva a los chinos.

En los hechos una obra de esta naturaleza parece casi un imposible. El largo del canal debería ser de más de 280 kilómetros. Esto significa años y años de construcción y dinero y más dinero. Pareciera ser más un sueño y una estrategia con tintes políticos que un hecho que pudiera concretarse en algún momento.

Para Panamá el canal es motivo de orgullo y de nacionalismo. Los históricos tratados Torrijos–Carter concluyeron que el canal se quedara bajo la administración y el pleno control de los panameños. Veinte años después este país ha demostrado que es capaz de hacer funcionar de manera óptima el canal y que además existe una gran capacidad profesional.

El canal es una de las fuentes de ingresos estratégicas del país. Se cobran 350 mil dólares por el paso de cada barco y se calcula que deben circular por la zona un poco más de 10 barcos por día. La ampliación va a permitir un mayor flujo y obviamente se incrementarán los ingresos.

La obra es simple y sencillamente impresionante. El 98% de los trabajadores que participan en ella es panameño, lo que eleva considerablemente la tasa de empleo en el país. Hace 20 años el canal era 98% de EU y 2% de Panamá, hoy es 100% panameño, nos dicen orgullosos trabajadores con los que conversamos ayer en el canal. La obra en el pasado, presente y futuro es la manifestación del orgullo y el nacionalismo de Panamá, es su signo de identidad.

Entre los invitados a la inauguración de la ampliación está James Carter. El expresidente de EU es reconocido, no exageramos en decir que es incluso admirado. Se le ve como un hombre que cumplió su palabra, a pesar de la gran oposición que encontró en su país para que EU cediera los derechos del canal.

“Quizá en EU no comprendan el valor que tuvo la decisión que tomó, pero en nuestro país se le valora, se le respeta y por eso se le invita”, nos dice el influyente Guillermo Antonio Adames, presidente del Fórum de Periodistas. James Carter terminó por ser un gran expresidente y no fue necesariamente un gran presidente de EU.

Panamá tiene fiesta el 26 de junio. En lo que llegan estos días lucha contra corriente para terminar la ampliación. En lo que llega ese día tiene que buscar cómo salir del gran lío en que está metido. Se asegura que el gobierno ya está actuando en el caso de los papeles.

Se le está exigiendo también al gobierno del presidente Varela que actúe también con firmeza en los casos de corrupción interna. Esta nación de 4 millones de habitantes, dos de ellos concentrados en la capital, se está haciendo adulta.

 RESQUICIOS.

(Para no olvidar). La relación entre México y Chile tiene magia, es histórica y entrañable: Soledad Alvear, excanciller chilena, hoy abogada y consultora.