Académico o diplomático, ¿realmente importa?

Académico o diplomático, ¿realmente importa?
Por:
  • larazon

Juan Pablo de Leo Spínola

La importante y compleja relación entre México y Estados Unidos, dos países que comparten una frontera masiva con impacto directo en las vidas y sustento de millones de personas, incluye una variedad de temas que inevitablemente forman parte regional del vinculo entre ambas naciones. Desde comercio y economía, hasta seguridad nacional, el control de drogas y migración, la agenda es una de permanente acción y contacto.

El ámbito de las relaciones binacionales es amplio y va más allá de los contactos diplomáticos: implica lazos comerciales, culturales y educativos con más de mil millones de dólares de comercio bilateral y aproximadamente un millón de cruces legales frontera cada día. Por si fuera poco, un millón de ciudadanos estadounidenses viven en México, sin mencionar el turismo mexicano como uno de los principales destinos de los norteamericanos. La cooperación entre Estados Unidos y México es tan completa que los mecanismos de resolución de problemas y planificación regionales operan de forma casi automática haciendo frente a una variedad de temas que se han presentado a lo largo de la historia en la relación de estos dos países.

A pesar de la estrecha convivencia, la relación según los últimos hechos y a raíz del cambio de ventanilla para el gobierno norteamericano no se encuentra en sus mejores momentos. Si bien dista hablar de una crisis diplomática, las filtraciones y notas que llegan desde Estados Unidos no parecen mostrar un actitud paciente en temas como la seguridad o corrupción. Ante ese panorama, México ha nominado a un exencuestador del gobierno con estrechos vínculos con el presidente Enrique Peña Nieto: Miguel Basáñez, un académico ajeno al servicio diplomático.

La larga historia de cooperación en diversos temas ha logrado una asociación sin precedentes para ambas partes en las que necesidades diplomáticas y de representación pasan a un plano de consulado gracias a la red tan completa con la que cuenta el gobierno mexicano en el exterior dando paso a temas de coyuntura política como el Estado de derecho y los derechos humanos. Asuntos comerciales y de exportación se resuelven por sí mismos sin la necesidad imperante de la intervención diplomática.

En ese contexto cabe detallar la formación de los embajadores que el gobierno mexicano ha enviado a la Unión Americana durante los últimos 50 años. La mayoría de los enviados políticos o comerciales han tenido que ver con una carrera de formación dentro del servicio exterior mexicano. La capacidad de cabildear e influir en Washington vía el Capitolio resulta muchas veces más importante que el día a día de las operaciones en la embajada que están aceitados y funcionan bien con o sin embajador, como se demostró estos últimos meses.

Desde luego que los pendientes que en su momento impulsaron la relación como el TLC hoy necesitan actualizaciones vanguardista y ambiciosas, mientras que el gran pendiente está en acelerar el proceso de cooperación en materia migratoria en un momento electoral en el que las promesas bien pueden valer puntos al nuevo embajador.

juanpadeleo@me.com

Twitter: @juanpadeleo