Adiós, presidente Santos

Adiós, presidente Santos
Por:
  • montserrats-columnista

La primera vuelta de las elecciones en Colombia concluyó, confirmando la confrontación final entre Iván Duque, candidato del partido de Álvaro Uribe, y Gustavo Petro, representante de la izquierda colombiana; y arrojando un claro perdedor: el presidente Juan Manuel Santos. La segunda vuelta del 17 de junio será el llamado final para saber qué destino elije el pueblo colombiano: el regreso a la línea de Uribe, uno de los expresidentes más significativos de América, o el cambio hacia una tendencia de corte popular.

Colombia celebra sus primeros comicios en décadas sin la amenaza latente de las FARC; sin embargo, su presencia es patente en el legado que el presidente Santos deja luego de su intervención y propuestas para alcanzar la paz. Santos logró sacar a la guerrilla de la ecuación, pero a un alto costo político; los resultados electorales son muestra patente de que él será la víctima política de la infame agrupación. Pase lo que pase en la segunda vuelta, Juan Manuel Santos no verá continuidad a su legado.

Duque rozó 40% de las preferencias, mientras que Petro se quedó con 25%. La segunda vuelta cambia las reglas del juego y ahora la ciudadanía tendrá sólo dos nombres en la papeleta, obligándola a decantarse por un candidato. El nuevo presidente tendrá la responsabilidad de consolidar el proceso de paz y recuperar la economía y el buen nombre del país sudamericano en el mundo.

Duque buscará recordar los peligros del populismo y apelar al sentido moral de una población que quiere la paz, pero no el olvido. De ganar, el candidato de Centro Democrático realizará cambios importantes en los acuerdos de Santos con las FARC.

Petro, por otro lado, es un exguerrillero que llegó a ser regidor de Bogotá. Es un candidato de tintes populistas que busca capitalizar el descontento social e identificarse con los jóvenes y las clases desprotegidas. De ganar, haría cambios importantes en aspectos económicos y sociales que llevarían a Colombia a una postura más desapegada de su tradicional derecha conservadora.

Lo que encontramos en común es la ruptura con el actual presidente Santos. Como en todas las elecciones de los últimos años, nos encontramos con una sed de cambio y un castigo a los sistemas políticos que han fallado en representar coherentemente las intenciones de su pueblo. Violencia y economía son los pilares de la elección; los candidatos —que hoy por hoy son polos opuestos— tendrán que acercarse al centro, en su búsqueda por alcanzar la mayoría.

La gran virtud de las segundas rondas está en que se obliga a los candidatos a negociar ante los ojos del electorado; y al electorado, a legitimar al ganador. Esperemos que esta transición asegure el camino de Colombia hacia la paz.