Ahí viene la nueva terca realidad

Ahí viene la nueva terca realidad
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Uno de los grandes efectos que está provocando la elección del 1 de julio es que no sólo estemos ante un posible nuevo orden en el país, partiendo de las intenciones de López Obrador.

El resultado atomizó la vida de los partidos, partiendo de que la votación se concentró de manera clara en uno solo. Las alianzas de Morena le sirvieron para tener un poco de mayor capacidad de maniobra; lo del PES sigue siendo incomprensible, pero en general, la fuerza fue, y es, de uno solo: López Obrador.

Lo que viene tiene una alta dosis de enigma. No está claro qué va a pasar con el PAN, PRI y, particularmente, con el PRD. La aplanadora que les pasó por encima no sólo tiene que ver con la reacción de una sociedad harta de los partidos.

López Obrador lo entendió muy bien. Morena no tiene, por ningún lado en su enunciación y definición, la palabra partido. Se asume como movimiento, pero es un partido, lo quieran o no.

Estos días PAN, PRI y PRD están tratando de hacer algo así como un acuse de recibo. No se ve, hasta ahora, una salida que los reorganice y que los coloque en reconciliaciones internas, que los coloquen en la posibilidad de ser de nuevo actores centrales.

Hasta ahora no saben, bien a bien, lo que les puede pasar. Una cosa es la especulación que producen los escenarios inéditos y otra, muy distinta, va a ser el momento en que empiecen a andar el nuevo Congreso y el nuevo gobierno.

Después de la elección, el siguiente gran golpe que van a recibir PAN, PRI y PRD va a ser el del 1 de septiembre. No es lo mismo vivir en la singular convivencia en que lo han hecho durante décadas, particularmente PAN-PRI, que no tener control de casi nada en diputados y senadores.

Así como ellos se quedaban con la mayoría de las comisiones y el control de las cámaras, ahora les va a tocar, si bien les va, que les otorguen comisiones que no muevan las partes medulares del Congreso. Está por llegarles aquello que nunca imaginaron: como los vi, ahora ellos me verán y tratarán.

El Congreso va a ser el primer gran golpe de poder y de fuerza de Morena. López Obrador ha reiterado, una y otra vez, que será respetuoso de la división de poderes. En el caso del Congreso no está claro qué pueda pasar. Las y los legisladores de Morena se ven hechos a imagen y semejanza del tabasqueño.

Lo que viene es, por muchos motivos, interesante. Vamos a ver si efectivamente el llamado “cambio verdadero” alcanza a todos los niveles, pasando por los de la política y por la relación que deben guardar el Ejecutivo y Legislativo.

La nueva oposición puede entrar en terrenos en los que pueda ganar todo tipo de discusiones con buenos argumentos; pero que al final, invariablemente pierda en la votaciones.

El inicio de la nueva legislatura puede terminar por ser el segundo momento en que la oposición entienda el tamaño de su derrota. En más de un caso vamos a ser testigos de cómo no van a poder ni meter las manos en algunas discusiones y votaciones; y más con la prisa que se traen.

El PRD, muy probablemente, acabará aliado con Morena. Las declaraciones de sus actuales dirigentes apuntan hacia allá, a pesar de que hay voces críticas de los “chuchos, que no pueden ser de otra manera después de todo lo que han venido diciendo de Morena y del propio López Obrador.

PAN y PRI tienen que redefinirse. El blanquiazul cometió un grave error en su obsesión porque no ganara quien es ahora el presidente; se preocupó más por ello que por verse internamente. A esto se sumaron los obuses que le mandaron a Anaya desde el gobierno, ante lo cual, no quedó lo suficientemente clara la posición del excandidato.

Al PAN, PRI y PRD se les acerca su nueva terca realidad; está por llegarles.

RESQUICIOS.

La decisión de un juez federal de abrir el caso Tlatlaya es un acto de justicia. Puede ser que se abra la caja de pandora, pero también puede ser que conozcamos, por fin, realmente lo que pasó el 30 de junio de 2014, donde murieron 22 jóvenes, presumiblemente a manos del Ejército.