Airbnb y el rescate de un barrio desahuciado en Cancún

Airbnb y el rescate de un barrio desahuciado en Cancún
Por:
  • gerardo_garcia

Se construyó por necesidad. Unos treinta años atrás, en que se requería no sólo de miles de trabajadores de la construcción que construían la infraestructura y los primeros hoteles, sino de cientos y cientos de empleados que se requerían para la hotelería y la industria de servicios. Meseros, cantineros, cocineros, empleados de limpieza, llegados de todo el país a Cancún, agremiados en los sindicatos que controlaba la CROC, requerían de vivienda.

Y así nacieron las colonias Donceles 28 y Vicente Lombardo Toledano.

Construidas con enormes deficiencias técnicas en una zona inundable cercana a Puerto Juárez, se poblaron por necesidad y al paso de los años, se pauperizaron. Colonias ubicadas a unos metros del principal condominio residencial de playa en México, Puerto Cancún –una fraccionamiento con casas y condominios de lujo, canales navegables, campo de golf, marina y un gran centro comercial-, se hicieron lunares. Vecindarios en que sus habitantes vieron la degradación de la zona y sin mayor atención por años de las autoridades. Colonias que han sufrido las peores inundaciones en la ciudad de Cancún y que parecían destinadas a degradarse aún más.

Hasta que a algunos emprendedores se les ocurrió que algo podía hacerse ahí.

Y en efecto, desde hace menos de dos años pequeños inversionistas fueron comprando propiedades en la colonia Donceles 28 –separada de la playa por menos de un kilómetro- y las fueron transformando en un proyecto silencioso, que hoy está compitiendo en bienales de arquitectura en el mundo por la regeneración urbana que han significado. El asunto es que la reconstrucción de viviendas en esta zona se dio por Airbnb. Los inversionistas apostaron a que reconstruyendo casas en esta zona, con una ubicación privilegiada en el centro de Cancún, podían tener éxito en la renta vacacional de corta y mediana estancia.

Y le atinaron.

Hay numerosas casas operando ya y disponibles en plataformas como Airbnb y muchas más se encuentran en reconstrucción. Reconstrucción, me refiero, porque no significó limpiar y pintar las casas que se encontraban muy deterioradas, sino que se demuelen y erigen ahí proyectos arquitectónicos de gran calidad y adecuados a las necesidades de los turistas que buscan alojamiento. Así, por las calles de esa colonia puede verse caminando a grupos de turistas que se trasladan a playas, parques, cenotes o a toda la oferta de servicios que se ofrece en el principal destino del país.

Cierto que el problema de las inundaciones no ha sido del todo resuelto; pero hay obras que se realizan para solucionarlo. Y algo significativo, pese a la pauperización de esta colonia por años, no fue una zona donde la delincuencia se anidara. Es una zona de trabajadores y no de malvivientes. Eso ayuda en mucho al éxito que están teniendo ahí.

Cierto también que la oferta de alojamiento en casas particulares debe regularse. El incremento en los precios de las rentas de largo plazo en el centro de esa ciudad está comenzando a generar un éxodo de habitantes a zonas más lejanas; los propietarios de las

mismas han encontrado mayor negocio en el alojamiento de corto y mediano plazo. Y ese fenómeno que se está comenzando a vivir en Cancún fue uno de los detonantes en Barcelona para un movimiento ciudadano que busca inhibir la llegada de turistas a esa ciudad europea.

Es tiempo de atender una problemática que puede significarse en un problema.