Al decir de George Steiner

Al decir de George Steiner
Por:
  • carlos_olivares_baro

George Steiner (París, 1929): eco en nuestra memoria. Susurrosteiner: armonía, prosodia, cántico, resplandor, música callada, intensidad sigilosa. Cuatro libros axiomáticos para quien esto escribe: Errata. El examen de una vida (literatura y música como pasión irrenunciable), Lenguaje y silencio (vida del lenguaje), Gramatica de la creación (nominar el umbral, designar el trance creador, desaliento en el espíritu contemporáneo...), Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento (pensar el pensamiento, ¿vivir sin pensar?...). Leer a Steiner: provocación.

Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler (Siruela, 2016) está conformado por un prefacio de la periodista francesa Laura Adler seguido de cinco ceremoniales en que el autor de Pasión intacta expone las rutas de sus incitaciones: “Una educación accidentada. Del exilio al Instituto”, “Ser invitado en la tierra. Reflexiones sobre el judaísmo”, “Cada lengua abre una ventana a un nuevo mundo”, “Dios es el tío de Kafka. Del libro a los libros”, “Las humanidades pueden volver inhumano. El siglo XX ha empobrecido moralmente al hombre” y un epílogo: “Aprender a morir”.

Pensar para entrar en los laberintos de Dios y robarse un fragmento de sus murmullos. Pensar en total desnudez. Pensar: untarse en la memoria reverberaciones extrañas. Pensar como pare la hembra: dolor que arropa una vida. Pensar en trochas de sinuosa verticalidad. Pensar: especular en los filos del tiempo para arriesgarlo todo en acecho, en sorpresa ensimismada, en atajos insospechados. Leo estos diálogos: una liviandad me ahoga, me afronta, me sacude, me atrae (“Una extraña pradera me convida”, diría José Lezama Lima / “Enemigo rumor”: la belleza espoleando cordialmente los trazos del azar). Entro a estos folios para cavilar arropado en el bálsamo de un desenfreno mozartiano, de un ostinato de viola bachiana.

[caption id="attachment_735316" align="alignleft" width="204"] Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler Autor: George Steiner Género: Ensayo/Diálogo Editorial: Siruela30[/caption]

La música de la prosa de Steiner dibuja (graphein) siseos: rumores sostenidos en la suspensión de un tiempo acosado por tribulaciones de apacibles huellas. ¿Acaso existe diferencia entre trazar y escribir? Grafito que unta vendimia. En cada pliegue gráfico hay un balbuceo anterior a las palabras. Primero fue el rastro del dibujo: después, el verbo. Aunque sabemos que bosquejo y manuscrito coinciden en el trecho de la marcha y en la alucinación para incrustar el vestigio de los sucesos. Siempre queremos que el nombre justifique lo que hemos visto. “Yo no sé muchas cosas, es verdad. / Digo tan solo lo que he visto” (León Felipe). Digo sólo el vestigio irradiado en la pupila: sólo el impulso y la devoción. Digo sólo el canto que mi voz acumula después del paseo. Apunto: bosquejo. Tinta: libertad.

“A mí me encanta el viento, muchísimo. Ser un luftmensch no me importa en absoluto. Por el contrario, me permite cruzar océanos, continentes, y descubrir una parte de este mundo fascinante en el que nuestra vida es tan breve”, confiesa el Premio Príncipe de Asturias 2001. Luftmensch: ‘alguien que flota en el aire’. Palabra y vida en yuxtaposición infinita. La lengua: acontecer de Eros: poesía del pensamiento: ardores semánticos vadeando laberintos. Un largo sábado: breve epifanía que se queda enclavada en los ojos del lector.