AMLO: que hablen de mí, aunque sea para bien

AMLO: que hablen de mí, aunque sea para bien
Por:
  • eduardon-columnista

A más de un mes de haberse llevado a cabo la jornada electoral, Andrés Manuel López Obrador no ha dejado de ser nota en los principales medios de comunicación, derivado de los constantes anuncios sobre las directrices de su plan de gobierno y sobre quiénes integrarán su gabinete. Todo ello, sin siquiera contar con la constancia por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que valide el resultado de la elección presidencial y lo acredite legalmente como presidente electo –cuestión de tiempo, simplemente.

Al respecto, uno de los anuncios más controversiales de López Obrador –quien ha enarbolado el discurso anticorrupción hasta el cansancio– tuvo lugar hace unos días, al hacer público que Manuel Bartlett encabezará la Comisión Federal de Electricidad, lo cual le ha provocado todo tipo de críticas de la ciudadanía en general e, incluso, al interior de su propio equipo de gobierno.

Si bien poco se le puede reprochar al octogenario político poblano en cuanto a experiencia en el sector público (secretario de Gobernación con Miguel de la Madrid, secretario de Educación Pública con Carlos Salinas de Gortari, exgobernador de Puebla, exsenador por el PRI y actual senador por el PT), Manuel Bartlett históricamente ha sido señalado como el actor material de la trágicamente célebre “caída del sistema” que llevaría a la presidencia a Carlos Salinas de Gortari en 1988, en lo que muchos consideran un flagrante fraude electoral en contra del entonces candidato Cuauhtémoc Cárdenas.

Con todo, más allá de esta controversial decisión de López Obrador, que da muestra de la inverosímil capacidad de reciclaje que nuestro sistema político les permite a unos cuantos afortunados, lo que queda en entredicho es la estrategia mediática que ha emprendido, tras saberse virtual presidente electo, pues no queda claro el efecto que busca generar entre la ciudadanía con estos anuncios.

Por un lado, los diversos comunicados le han permitido acaparar la agenda de gobierno –con la administración peñista aún en funciones– y establecer vínculos con los principales sectores económicos, políticos y sociales, tanto nacionales como extranjeros, adelantándose por completo al periodo de transición entre los gobiernos saliente y entrante.

Sin embargo, como es evidente, no todos los avances anunciados han tenido el mismo recibimiento y algunos de ellos han generado críticas y rechazo por parte de amplios sectores de la población –tal y como sucedió con el anuncio sobre Bartlett. Esta situación ha provocado un desgaste completamente innecesario ante la ciudadanía y entre su propia gente, tal y como si continuara en campaña y –lo que es peor– sin siquiera haber asumido el cargo todavía.

De tener contemplados anuncios próximos, bien haría Andrés Manuel en cuestionarse seriamente si le significarán algún beneficio para su administración, pues a explicación no pedida, acusación manifiesta. Pero por encima de todo, debe tener muy claro que el bono democrático que le brindó el triunfo tan abrumador obtenido en las urnas, es un recurso –al igual que los hidrocarburos, por cierto– invaluable, finito y no renovable, como para andarlo desperdiciando antes de que siquiera comience la faena.