Un año de política trumpista

Un año de política trumpista
Por:
  • valeria_lopez_vela

La noche de ayer, el presidente Trump presentó el State of Union —estado de la Unión—al Congreso estadounidense. Al igual que en México, se trata de la fiesta del mandatario. Todo en ella es una declaración, un posicionamiento o un reclamo.

El discurso fue preparado por Stephen Miller, quien utilizó la peligrosa retórica de filias vs. fobias, de amor frente al odio. Trump presentó su propuesta política como la única manera de corresponder al amor que sienten los americanos por su país; por ello hay que “amar la reforma migratoria y odiar a los migrantes malosos”.

El punto de quiebre político fue el espinoso asunto de los dreamers, que se han vuelto la moneda fáustica con la que Trump busca construir el muro de la vergüenza.

Además, el presidente Trump insistió en el gran liderazgo que ha mostrado frente al conflicto israelí-palestino; el crecimiento en infraestructura que generará 1 trillón de dólares en ganancias, en la próxima década; la reducción de los trámites para generar un estado mínimo.

Así, Trump se presenta como un racista, libertario, mesiánico. Una combinación, sin duda, bizarra y explosiva. Dentro de este esquema anunció medidas en contra de las dictaduras norcoreanas, cubanas y venezolana. Sin ser una defensora de ninguno de esos regímenes, un presidente con el perfil de Trump carece de solvencia moral para señalar a nadie.

La Casa Blanca invitó a Elizabeth Alvarado, Robert Mickens, Evelyn Rodriguez y Freddy Cuevas, padres de dos niñas asesinadas por miembros migrantes de pandillas. Con ello, la administración Trump busca reforzar el estereotipo que estigmatiza a los migrantes como delincuentes e impulsar su propuesta de “migración meritoria” que sólo permitiría el acceso de ciudadanos de otros países que estuvieran altamente calificados y fueran ricos. Una propuesta acorde con el perfil del presidente más racista de la historia norteamericana.

Entre los invitados especiales de los demócratas estuvieron representantes de organizaciones que buscan proteger los derechos de los inmigrantes, las mujeres y el acceso a la salud, principalmente.

Además once congresistas del Partido Demócrata prefirieron no asistir al convite trumpiano y, con ello, marcar distancia frente al disparate que ha resultado esta administración. Los representantes que no asistieron fueron: Earl Blumenauer, de Oregon; John Lewis, de Georgia; Maxine Waters, de California; Frederica Wilson, de Florida; Pramila Jayapal, de Washington; Bobby Rush, de Illinois; Jan Schakowsky, de Illinois; Gregory Meeks, de Nueva York; Danny K. Davis, de Illinois y, finalmente, Barbara Lee, representante de California.

El encargado oficial de responder es Joe Ke-nnedy III, representante de Massachusetts, promesa del Partido Demócrata, figura a la que hay que seguir muy de cerca.