Antiguos y nuevos mexicanos

Antiguos y nuevos mexicanos
Por:
  • larazon

Repantigado en el mullido sillón de su amplísimo estudio, Gamés se enteró de que se iniciaba el Bicentenario. Este principio se llama Discutamos México y la idea que lo soporta no es fulgurante: una lluvia, un aguacero, una tromba de mesas redondas en las cuales muchos, tantos como 500 historiadores, escritores, comentaristas hablarán frente a las cámaras sobre distintos momentos de la historia de México, desde Mesoamérica hasta nuestros días. Gil sufrió un tremendo espanto al imaginar la extensión histórica de estos programas que transmitirán los canales 11 y 22 y Radio Educación e IMER. Gamés imagina la técnica de estas emisiones: personas hablando sin parar y una iconografía en pantalla: el conquistador, la Malinche, los tlaxcaltecas, el virrey, el cura, la batalla, ¡lotería!, y así hasta el fin de los tiempos. Bueno, algo es algo, peor es nada.

De su ronco pecho y ante el Presidente y la plana mayor de la educación y la cultura, Miguel León-Portilla dijo: “Tenemos un legado indígena riquísimo y nuestro arte, nuestra cultura es legado y nuestro trampolín para no temer al futuro. Si somos herederos de civilizaciones maravillosas, ¿por qué estamos cómo estamos? […] Me da pena decirlo, pero por flojos y por corruptos”. Gil sintió un ligero escozor que se convirtió en una quemazón. Va a perdonar, don Miguel, pero eso de que venimos de civilizaciones maravillosas está por verse. Los arcanos de la historia y el pensamiento náhuatl no son para presumirle a nadie: unos imprudentes que fundaron una ciudad en un islote, guerreros sanguinarios como pocos, aficionados muy duro al sacrificio humano y hasta a las carnitas de sus congéneres. Gamés pondera la obra de León-Portilla, pero deberíamos quemar en leña la patraña de que los antiguos mexicanos eran unos genios. No cuenten con Gil para la flor y el canto indígenas. Cuando los mexicas entonaban sus teocuícatl, cantos divinos (no se apantallen con el conocimiento de Gamés porque lo acaba de copiar del libro Los antiguos mexicanos), La divina comedia ya estaba escrita. Respecto a la corrupción y la pereza, qué decir. A veces las cosas son un poco más complejas de lo que parecen. Así se ha inaugurado el Bicentenario, felicidades a todos y mucha suerte.

 Dominio unipolar

Un recorte de prensa saltó como una liebre de papel en el escritorio de cedro blanco de Gamés. Verdá de Dios que fue un azar el que lo trajo a la fina madera del amplísimo estudio. Su periódico La Jornada, una nota de Erika Montaño sobre el panorama literario del 2009. Alcoholímetro obligatorio. Sople, por favor, caballero: “El panorama nacional e internacional de los libros ofreció algunas sorpresas en el 2009, como la visita a México de grandes figuras, como Noam Chomsky, invitado por La Jornada con motivo del 25 aniversario de esta casa editorial, Eduardo Galeano y Michel Houellebecq, así como de los premios Nobel Orham Pamuk y Jean Marie Gustave Le Clezio”. Así está el abarrote. Chomsky por encima de dos Nobel y un escritor con una obra literaria reconocida en el mundo entero, incluso por encima de las venas cerradas de Galeano. Agrega la nota: “Noam Chomsky ofreció una conferencia en la Sala Nezahualcóyotl. Centró su discurso en el dominio unipolar. El paso de la guerra fría a la guerra contra el narcotráfico, el Estado fallido, los costos del TLC y las resistencias a las políticas neoliberales”. Gil piensa desde hace tiempo que Chomsky necesita un psiquiatra, pero no sabía que su presencia debiera ser considerada un acontecimiento literario. Gamés anda desencaminado, pues creía que el acontecimiento más importante del año 2009 era la entrega del Premio Cervantes a José Emilio Pacheco. Desde luego el texto no lo menciona, para qué, si no tiene que ver con el mundo unipolar y la resistencia al neoliberalismo. Válgame.

 Información que cura

Gamés se encuentra perdido, confundido, desconcertado, perturbado (ido-ido, ado-ado). Para no desentonar con don Miguel León-Portilla: ¿será nuestra herencia una red de agujeros? Roy Campos, uno de los encuestadores más serios, profesionales, prestigiados, ha dedicado una parte de su tiempo a hacer anuncios publicitarios en la televisión. Campos aparece de pronto diciendo que seis de cada diez mexicanos le temen a la caspa. Sí, a la caspa. Enseguida, atrás de Campos aparecen unas barras y unos pasteles con porcentajes. Luego viene el anuncio de un shampoo. En otra aparición, Campos afirma que los mexicanos no quieren tener dolor y después de presentar unos porcentajes viene el anunciote de Bengué. Sí, de Bengué. Del mismo modo, Campos anuncia condones M Natural y medicamentos de Primer Nivel. En todos los casos, al final ocupa la pantalla el logo de Consulta Mitofsky. Dios sabe que Gamés no es un purista, pero se pregunta si era estrictamente necesario ver a Roy Campos en semejante situación. Como dice la señora Gamesa cuando no tiene una respuesta para los enigmas que le pone enfrente la vida: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Alcoholímetro obligatorio. Sople. Gil s’en va.

Tres sin sacar

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