Apología del acoso y la violación

Apología del acoso y la violación
Por:
  • valeria_lopez_vela

O Fortuna,

velut Luna

statu variabilis (…)

quod per sortem

sternit fortem…

Oh Fortuna,

Cambiante

Como la luna (…)

El destino

Derrota hasta al más fuerte(...)

Carmina Burana

En los últimos días, la sociedad norteamericana ha vivido un fuerte debate alrededor de la designación del nuevo ministro de la Corte Suprema.

El motivo fueron las declaraciones de tres mujeres acosadas sexualmente durante los días universitarios de los implicados.

La primera en presentar acusaciones fue la Dra. Christine Blasey Ford, reconocida profesora de psicología en la Universidad de Palo Alto, California. Después vinieron las declaraciones de Julie Swetnick y de Deborah Ramírez, quien al momento de escribir esta columna es interrogada por el FBI.

A pesar del testimonio y de las acusaciones, la mayoría de los miembros del partido republicano desestimó la palabra de tres mujeres y dio valor absoluto a las negativas de un hombre, rico, blanco… el estereotipo se cuenta solo.

En un viejo libro, Sexual Harrasment of Working Women, de 1976, la jurista feminista Catharine A. MacKinnon refirió que en los juicios se necesitan cuatro testimonios de mujeres para que su experiencia se considere creíble, mientras que las declaraciones de los varones no reclaman mayor prueba de verosimilitud  más que la de provenir de la voz de un hombre.

Para quienes nos dedicamos a estudiar el fenómeno del acoso, hostigamiento y abuso es claro que hay un patrón de conducta que debe ser investigado a profundidad, con el tiempo que requiere, para evitar los dos errores característicos en este tipo de casos: no es válido revictimizar a las víctimas, ni tampoco olvidar la presunción de inocencia del acusado.

Muchas mujeres, entre las que me cuento, pensamos que ya es momento de pasar de la anécdota a las consecuencias: Brett Kavanaugh debe ser investigado el tiempo que sea necesario hasta aclarar la verdad.

Y si eso le impide a Trump tener la mayoría en el Congreso y se dilata la designación del nuevo juez por motivos legales o políticos, pues que sea… Ese fue, precisamente, el escenario que enfrentó Obama tras el fallecimiento del juez Scalia; en ese momento la mayoría del Congreso estaba en manos republicanas, que bloquearon todos los intentos de nombramiento. El resultado fue la designación, ya en la era Trump, del conservador juez Gorsuch.

Christine Blasey Ford, Julie Swetnick y Deborah Ramírez merecen que el FBI realice una amplia investigación que aclare los hechos y, además, muestre el carácter y la conducta de Kavanaugh. Solo así sabremos si merece o no ser nombrado juez de la Corte Suprema.

Recupero, nuevamente, una frase de Catharine A. MacKinnon que sostiene que: en una sociedad en la que la igualdad es un hecho, y no solo un concepto, las palabras “asalto sexual” o “humillación” serían sílabas sin sentido.

Mucho me temo que todavía no vivimos en esa sociedad.