Ariel y Mafalda

Ariel y Mafalda
Por:
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Horacio Vives Segl

Como no sabía por cual de los dos temas decidirme, divido el espacio semanal a hacer una breve reflexión sobre ambos: la entrega del Ariel y el anuncio del Premio Príncipe de Asturias de Comunicaciones y Humanidades a Joaquín Salvador Lavado Tejón (o sea, a Quino, esto es, a Mafalda).

 La 56ª entrega del Ariel. La entrega de la estatuilla a lo mejor del cine nacional según la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas del martes pasado en Bellas Artes tuvo a mi juicio algunos elementos notables. Lo más importante: me parece que es la primera ocasión en no sé cuántos años —si bien en cuestión de gustos, el tema es debatible— que cualquiera de las cinco películas nominadas merecía ser ganadora por su extraordinaria factura.

No he visto Club Sándwich (Fernando Eimbcke) dado que no se ha estrenado comercialmente aún, pero las críticas y el premio como director en San Sebastián avalan su candidatura. Las otras cuatro, No quiero dormir sola (Natalia Beristáin), Los insólitos peces gato (Claudia Sainte-Luce), Heli (Amat Escalante) y La jaula de oro (Diego Quemada-Diez) me parecen excelentes filmes del cine nacional. Personalmente, estoy de acuerdo con que ganara como mejor película La jaula de oro, un contundente relato sobre el drama migratorio en México hacia Estados Unidos.

 El buen momento de la industria. Que en otras categorías estén nominadas películas como Nosotros los Nobles (un gigantesco éxito comercial) o Cinco de mayo: la batalla (la más grande producción nacional), me parece no sólo una buena señal de la academia mexicana, por no limitarse a reconocer películas de las llamadas “de arte o nicho”, sino que además muestra la diversidad temática y el buen momento que vive la industria. Seguramente se debe a muchos factores, pero creo que el apoyo otorgado en 2006 al final del gobierno de Vicente Fox —la Ley de Estímulo Fiscal para Fomento a la Producción Cinematográfica— el famoso “artículo 226”, a pesar de las críticas que se le hacen, ha resultado un excelente detonante para la industria. Por último, creo que este año se ha hecho una importante labor de difusión de la entrega del premio, lo cual debe ser atribuido a la buena gestión de la presidente de la Academia, Blanca Guerra.

 El Asturias para Mafalda. Pocos íconos culturales de hispanoamérica —probablemente sólo habría que mencionar a los personajes de Chespirito— han tenido la penetración y trascendencia de Mafalda. Un clásico que rebasó los límites de la clase media argentina para explicar y cuestionar otras realidades. Las historias de esa niña —a punto de cumplir 50 años el próximo 29 de septiembre, según su primera aparición en Primera Plana en 1964— y su manera de ver al mundo, representan lo mejor de la cultura popular argentina.

A través de un medio tan didáctico y aparentemente inofensivo como un cómic, Mafalda y otros personajes creados por Quino (los padres, Guille, Libertad, Susanita, Felipe, Manolito y Miguelito) tocan diversos temas de la mayor relevancia: el cuestionamiento a la lógica —como si fuera una sola e indiscutible—, a la autoridad y el orden, el derecho a pensar y ser rebelde, la intolerancia a la estupidez, la condición femenina, los derechos de la niñez, el dinero o el orden mundial.

Contestataria, militante e irreverente, Mafalda —comprometida políticamente con las mejores causas— supo ser una voz crítica y disidente en épocas oscuras de la historia política argentina. Siempre con una combinación de precisión, sarcasmo e ironía que atrapan al lector. Nadie como — para utilizar y revolucionar los recursos de la historieta y del humorismo gráfico: agudeza en el lenguaje, debate de las ideas y contundencia de las imágenes.

hvives@itam.mx

Twitter: @HVivesSegl