Baltimore y las raíces comunitarias de Obama

Baltimore y las raíces comunitarias de Obama
Por:
  • larazon

Juan Pablo de Leo Spínola

Los quince minutos que pasó el presidente Barack Obama hablando sobre la situación en Baltimore fueron descritos por medios como el Daily Beast como los más sinceros de su presidencia.

Al pronunciarse contra la brutalidad del sistema policial estadounidense y la pobreza de ciertos sectores que genera reacciones y violencia como la ocurrida el lunes por la noche, Obama revivió al organizador comunitario que fue en sus inicios. Esa experiencia llevada a la política tradicional es uno de los grandes temas en su libro Sueños de mi padre.

El martes en la Casa Blanca lo recalcó en dos ocasiones. Ni los abusos policiacos, ni las agresiones furiosas, ni la miseria son nuevos. El viaje personal de Obama, que creció frustrado con la incapacidad de las organizaciones vecinales para desafiar a las fuerzas políticas y económicas que afectan directamente la forma de vida local, le permitió trabajar y conocer a fondo distintos movimientos: desde derechos civiles hasta el nacionalismo negro.

El estallido de la violencia en Baltimore que siguió al funeral de un hombre afroestadounidense que murió mientras estaba bajo custodia de la policía, inevitablemente suma a la indignación generalizada que existe con respecto a las policías a lo largo de Estados Unidos. A diferencia de hechos como Ferguson, en Baltimore el racismo no ha sido agente detonante. Las tensiones entre la policía y las comunidades más pobres han persistido por décadas y el cinismo de medios, políticos y sociedad parece sorprender como si hubiera aparecido ayer.

Según un mapeo elaborado por The New York Times, en el área donde Gray fue perseguido por agentes de la policía, la esperanza de vida es de 69.7 años, a la par de Irak y Kazajistán. En muchos de los barrios donde estalló la violencia, la esperanza de vida, los ingresos y otras medidas de calidad de vida están muy por debajo del promedio de Estados Unidos. Algunas de las zonas con menor esperanza de vida también tienen los mayores índices de pobreza y son el hogar de un gran porcentaje de los afroamericanos.

El legado de las políticas contra el crimen así como la guerra contra las drogas, constituye una amenaza policial contra las comunidades de bajos ingresos. En Baltimore, uno de cada tres hombres puede esperar pasar algún tiempo en prisión durante su vida. Obama sabe desde joven que las oportunidades económicas así cómo el aumento de la desigualdad ha significado una red de producción en la que juventud pasa directo de la escuela a la cárcel.

Más allá del debate entre la ley y el orden, las cámaras y la autoridad; la violencia y prejuicio contra los residentes de comunidades con carencias son las principales víctimas y Obama ha girado el enfoque sobre ellos. Estados Unidos necesita hacer frente a los problemas estructurales de pobreza y oportunidades económicas, así como las preocupaciones inmediatas, respecto a la relación entre policía y comunidad. Las heridas siguen abiertas mientras las deudas morales se acumulan.

juanpadeleo@me.com

Twitter: @juanpadeleo