Casa Tibet México, un reto contra viento y marea china

Casa Tibet México, un reto contra viento y marea china
Por:
  • larazon

Mónica Garza

“Ya sea que podamos lograr la

armonía mundial o no, no tenemos mejor

alternativa que trabajar hacia esa meta”

XIV Dalai Lama

En una discreta pero hermosa casa porfiriana de la colonia Roma en la Ciudad de México, opera desde hace —hoy exactamente— 25 años, uno de los centros culturales budistas con más prestigio en América: Casa Tibet México.

Su presidente Marco Antonio Karam, filósofo de profesión y político por ineludible obligación, se encarga desde 1989 no sólo del diseño de los programas de enseñanza del budismo tibetano de esta institución, también de cada una de las visitas que el Dalai Lama ha hecho a nuestro país, con todas sus implicaciones logísticas y políticas.

Antonio Karam (der.) se ha encargado de traer a México al Dalai Lama, desde 1989.

La difusión de la filosofía budista en México se debe indiscutiblemente al impacto internacional cada vez más notable de la figura del Dalai Lama como el líder espiritual alternativo por excelencia. Pero su historia con México es aún más interesante.

En 1989, mismo año en que el Dalai Lama recibió el Premio Nobel de la Paz, redimensionando su figura a nivel global, se fundó también la Casa del Tibet en México bajo la dirección de Marco Antonio Karam, un singular joven de entonces sólo 23 años, que ya tenía al menos diez estudiando filosofía y meditación budista. Algo rarísimo para alguien nacido en una familia tradicional mexicana, católica y de origen libanés. Pero la vocación del joven fue tal, que logró alcanzar el rango de Lama con el que hoy garantiza el nivel de su instrucción, aunque nunca se le vea vestido de monje.

“El título Lama simplemente ilustra la capacidad de maestro que una persona tiene dentro de nuestra tradición. Yo pienso que el hecho de no ser monje me ha permitido naturalmente tener una mayor capacidad de empatía y vínculo con el público occidental latinoamericano y mexicano. De otra forma me hubiera alejado enormemente por el exotismo del hábito y por las proyecciones y transferencias que las personas hacen al mismo”.

Y es que Tony ­—como le llaman sus alumnos— terminó la licenciatura en Filosofía en la Universidad La Salle, las licenciaturas en Estudios Budistas y Psicología Budista en la Universidad de Naropa en Estados Unidos, y la maestría en estudios budistas en la universidad Tribhuvan en Kathmandu Nepal, donde comenzó a establecer los vínculos que lo llevarían a entrevistarse por primera vez con el Dalai Lama en 1987.

“La circunstancia del Dalai Lama era muy diferente. No era una figura global como es hoy, no era tan inaccesible, cualquier persona podía pedir una audiencia con él y la recibía”.

Así que Tenzin Gyatso, el XIV Dalai Lama, no sólo recibió con curiosidad a aquel mexicano estudiante de budismo que llegó hablándole en perfecto tibetano y recomendado por una élite de maestros tibetanos en el exilio, pronto también depositó en él la confianza para animar el proyecto de crear un centro de representación cultural del Tibet en México.

“El reto de crear una casa del Tibet en México era inmenso, porque no había ningún tipo de relación ni empatía con aquella cultura oriental y menos con su filosofía. Pero el Dalai Lama me ofreció la posibilidad maravillosa de que si yo lo hacía, él vendría a inaugurarla, lo cual aconteció en 1989 durante su primera visita a Latinoamérica”.

Asistentes al recinto tibetano, ubicado en la colonia Roma, meditan instruidos por Antonio Karam.

Así comenzaría la historia del reto de Casa Tibet México, que además de sostener la enseñanza y difusión de la filosofía budista tibetana con el mayor rigor, tendría la responsabilidad de organizar cada visita del Dalai Lama a nuestro país. Tarea compleja tratándose del personaje que cuenta con el mayor desprecio del gobierno de China, una potencia que pocos países se atreven a desafiar.

“El gobierno de la República Popular China me contempla como el enemigo público numero uno en Latinoamérica, o por lo menos sé que soy un objeto de mucho interés para ellos.

Naturalmente el gobierno chino a través de sus diferentes herramientas pretende ejercer presión sobre las instituciones gubernamentales de México para hacer que se dificulten las visitas del Dalai Lama, inclusive que no se lleven a cabo.

Un susto muy grande lo tuvimos en la última visita en 2013. Originalmente se había concertado que fuera el estado mayor presidencial el que diera la seguridad al Dalai Lama durante su estancia en México por la envergadura que tiene, y una semana antes de su arribo se nos retiró sin explicación alguna. Afortunadamente se nos abrió una ventana de oportunidad al ser la Policía Federal quien atendiera la seguridad del Dalai Lama durante su estancia en México, de otra manera aquella visita hubiera tenido que ser cancelada de última hora”, cuenta Karam.

En su calidad de líder religioso, el Dalai Lama ha sido recibido en México por cuatro diferentes administraciones, pero es notable cómo se ha ido diluyendo en cada una de ellas las atenciones para este Premio Nobel de la Paz.

Vámonos a la historia. En 1989 el presidente Carlos Salinas de Gortari recibió al Dalai Lama en Los Pinos. En 2004 lo recibió Vicente Fox; la Cámara de Diputados; el entonces Jefe de Gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador, quien lo nombró visitante distinguido de la Ciudad de México; el anterior rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, y hasta el cardenal Norberto Rivera en una plegaria ecuménica en favor de La Paz en la Catedral Metropolitana.

En el 2011, la tercera visita del líder espiritual tibetano fue quizá la más polémica. Lo recibieron en Los Pinos Felipe Calderón y Margarita Zavala, pero también en su territorio Elba Esther Gordillo, quien facilitó el centro cultural del SNTE del DF para que el tibetano diera una conferencia a dos mil maestros, y otros miles que también lo escucharían en varios estados de la república a través de un sistema de transmisión por Internet y pantallas, que la lideresa habría mandado instalar en lugares estratégicos.

“Durante la visita del Dalai Lama en 2011 nos cerró la puerta la Secretaría de Educación Pública y el rector José Narro en la UNAM. Algo vergonzoso puesto que el Dalai Lama es el invitado académico más buscado del mundo, y más aún cuando la Universidad Nacional Autónoma de México le había dado en una visita anterior la medalla de oro, y cinco años después ¿no lo quiere recibir? Eso sólo pasa en México, porque en otro país al rector le cuesta la chamba hacer algo de esa naturaleza.

“Mucha gente se pregunta, ¿por qué la Casa Tibet optó por Elba Esther Gordillo? Pues porque en ese momento fue la única que nos abrió las puertas y permitió que el mensaje del Dalai Lama llegara a 280 mil maestros”.

Pero cabe destacar un detalle de aquella ocasión. Casa Tibet solicitó que cuando el Dalai Lama subiera al escenario a dictar su conferencia, lo hiciera sin la presencia de Elba Esther Gordillo. Es decir, evitar en lo posible que coincidieran ambas figuras en un mismo espacio. Algo que la entonces lideresa magisterial, dicen, aceptó sin protestar. Un dato para la historia, con múltiples interpretaciones…

Pero regresando a fechas más actuales, el año 2013 en términos comerciales fue un año marcado por el fuerte impulso que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto dio a su relación con China, y quizá fue esa la razón por la cual en su cuarta visita a México ese mismo año, el Dalai Lama por primera vez en su historia con México no fue recibido por ningún funcionario del gobierno.

En contraste, sumaron 55 mil los mexicanos que acudieron a los eventos organizados para escuchar el discurso del líder espiritual tibetano. Un hecho sorprendente considerando que la comunidad budista mexicana se calcula en sólo cinco mil miembros.

Por simples datos duros, esto convierte al Dalai Lama en el segundo líder espiritual más popular en nuestro país, después del Papa.

Sustentar un proyecto cultural en México sabemos que es un reto titánico. La historia de Casa Tibet México con 25 años ya es larga. Sus salas de meditación seguramente encierran muchos secretos de años de remar contra corriente para enfrentar complejas batallas, en las que quizá no siempre el apoyo moral del mismísimo Dalai Lama es suficiente.

Es un testimonio indiscutible de perseverancia y devoción que intenta cumplir con el objetivo de aportar herramientas para un desarrollo mental evolutivo, y un granito de arena en la consciencia mexicana sobre la causa tibetana.

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag

La Casa Tibet México fue la tercera institución de su tipo fundada en el mundo después de la Casa del Tibet de Nueva Delhi y Tibet House New York.

Casa Tibet México

Lugar: Orizaba 93, Roma Norte, delegación Cuauhtémoc Teléfonos: 55147763 55110802