Castro ganó en Cancún

Castro ganó en Cancún
Por:
  • larazon

El gobierno cubano realizó otra redada política al encarcelar a cerca de setenta ciudadanos que iban a asistir al entierro de Orlando Zapata Tamayo, un albañil que era preso de conciencia y lo dejaron morir en una huelga de hambre.

Por cierto, Zapata Tamayo era de un pequeño pueblo del oriente de la isla llamado Banes. Ahí nació Fidel Castro. Y Raúl Castro. Y Fulgencio Batista.

La agonía y muerte del albañil de 42 años se produjo cuando el presidente de Cuba, Raúl Castro, era abrazado, elogiado y agasajado por sus colegas en Playa del Carmen, en la Cumbre de la Unidad.

Tal vez los presidentes latinoamericanos no sabían –o hacían como que no sabían– que las detenciones de este tipo en Cuba se realizan bajo la Ley de Peligrosidad.

De acuerdo con esa ley, los jueces pueden encarcelar por dos años a personas que “no incurren en delitos, pero por su proceder antisocial pueden llegar a cometerlos en cualquier oportunidad”.

El delito de los amigos de Orlando Zapata nunca se cometió. Pero un juez creyó que podían cometerlos durante el funeral, así es que los encarceló.

A los demás habitantes del barrio del difunto se les prohibió salir de sus casas a fin de que no acompañaran el cortejo.

Bueno, aquí, en México, el presidente Castro recibió un fuerte respaldo político en dos frentes.

Uno, al negársele la invitación al presidente de Honduras a participar en la “Cumbre de la Unidad”, a pesar de haber sido electo democráticamente, en elecciones competidas y vigiladas.

Dos, con el acuerdo de crear un nuevo organismo americano con exclusión de Canadá y Estados Unidos, en protesta –entre otras cosas– por el “bloqueo” comercial de EU a Cuba.

Ese bloqueo que condenaron los presidentes latinoamericanos funcionó así el año pasado:

Cuba compró a empresas estadounidenses más de 700 millones de dólares en 2009 al amparo de las exenciones al embargo aprobadas por el Congreso de Estados Unidos en 2000.

Compró maíz por 196 millones de dólares. Compró 139 millones de dólares en pollos.

También compró trigo por 135 millones de dólares, así como nueces, pastel de queso, bebidas gaseosas, objetos de arte, postes para electricidad y armarios de cocina.

¡Ah! y además le compró a los “yankees” el papel periódico que usan para imprimir los diarios oficialistas que critican el “embargo” de Estados Unidos.

Por cierto, esos diarios no publicaron una línea de la muerte de Orlando Zapata Tamayo.

Tampoco publicaron nada acerca de la detención de medio centenar de ciudadanos para impedir que fueran al sepelio del albañil disidente.

Si alguien quiso enterarse de lo sucedido con el huelguista de hambre muerto, debió arriesgarse a poner una antena parabólica de televisión, que es un delito penado con cuatro años de cárcel, inconmutables.

Nada de eso pasa en Honduras, sino en Cuba, a cuyo Presidente eligió su hermano.

phl@3.80.3.65

agp