Celia y Bebo según Granma

Celia y Bebo según Granma
Por:
  • rafaelr-columnista

Es conocida la afición del gobierno cubano por reconocer como parte de la nación a los artistas y escritores exiliados, una vez que mueren. Mientras viven son catalogados de “contrarrevolucionarios”, “traidores” o, incluso, “anticubanos”. Cuando mueren, por muy críticos que hayan sido del régimen de la isla, son sometidos a una apropiación simbólica, que resulta insultante. Insultante, ante todo, con el que muere, al que se despoja de su dignidad. Retengamos esta última palabra.

 

“Diez años después, cuando murió Bebo Valdés, el 23 de marzo de 2013, Granma, más cuidadoso en esta ocasión, dedicó un editorial en que se limitaba a destacar los aportes de Bebo a la música y su amplio reconocimiento internacional. No se dijo nada entonces, en medios oficiales, de la postura política del pianista”

 

Cuando murió Celia Cruz el 17 de julio de 2003, leímos en Granma una escueta nota que hablaba de una “importante intérprete cubana, que había popularizado la música de nuestro país en Estados Unidos”, pero que “durante las últimas cuatro décadas se mantuvo sistemáticamente activa en las campañas contra la Revolución Cubana generadas desde Estados Unidos, por lo que fue utilizada como ícono por el enclave contrarrevolucionario del Sur de la Florida”.

Como sabemos, Celia fue mucho más que una “intérprete”; su música no fue únicamente “cubana” y su popularidad no se limitó a Estados Unidos. Sobre su participación en “campañas” o su uso como “ícono”, lo que dicta el decoro, en una situación de duelo, es admitir que si la persona profesó ideas distintas a las del autor del obituario, o, con más razón, distintas a las del Estado, simplemente ejerció su derecho. Presentar esas ideas como actuación “contra la Revolución Cubana” es tergiversar la identidad del que muere, reafirmar su condición de enemigo y, a la vez, abrir la puerta al deslinde entre su obra cultural y sus convicciones políticas. Algo que va contra lo que José Martí llamaba “culto a la dignidad plena del hombre”. De la mujer Celia Cruz, en este caso.

[caption id="attachment_812512" align="aligncenter" width="1064"] Celia Cruz Y Bebo Valdés durante homenajes que recibieron en el extranjero.[/caption]

Diez años después, cuando murió Bebo Valdés, el 23 de marzo de 2013, Granma, más cuidadoso en esta ocasión, dedicó un editorial en que se limitaba a destacar los aportes de Bebo a la música y su amplio reconocimiento internacional. No se dijo nada entonces, en medios oficiales, de la postura política del pianista, lo cual era otra forma de irrespeto o escamoteo. Si a Celia se le fijaba como “traidora” en la prensa oficial, a Valdés se le despojaba de su rechazo genuino al sistema político instaurado en Cuba, que lo llevó al exilio.

Aquella discordancia en el trato oficial de la muerte de Celia y Bebo se acaba de corregir. Un artículo de Pedro de la Hoz en Granma, a propósito del cumpleaños número 100 de Valdés, que ha suscitado una excelente cobertura en la prensa iberoamericana, amplifica el enfoque que los medios cubanos dieron a la muerte de Celia. En el texto se reconocen las virtudes de Bebo como compositor, arreglista e intérprete, aunque se limita demasiado su biografía al periodo habanero de los 50, del batanga, la orquesta Sabor de Cuba, Tropicana y el Benny.

Sólo en tres líneas se alude a la impresionante obra de Bebo en las últimas décadas. Se habla de Calle 54, de sus álbumes Lágrimas negras, con Diego el Cigala; Juntos para siempre, con su hijo Chucho Valdés y, sin mencionar propiamente el título, del clásico Bebo Rides Again, de 1994!, con Paquito de Rivera, Arturo Sandoval, Patato Valdés y otros, a quienes, por supuesto, no se mencionan. Como tampoco se citan a Fernando Trueba, Nat Chediak o Guillermo Cabrera Infante, sin quienes, sencillamente, no se puede hablar de la recuperación de la música de Bebo en los 90.

 

“Cuando murió Celia Cruz, el 17 de julio de 2003, leímos en Granma una escueta nota que hablaba de una ‘importante intérprete cubana, que había popularizado la música de nuestro país en Estados Unidos’. Como sabemos, Celia fue mucho más que una “intérprete”; su música no fue únicamente “cubana” y su popularidad no se limitó a Estados Unidos”

 

Pero lo más insultante de la nota es que, a pesar de su parquedad y sus silencios a voces, Granma no pierde la oportunidad de callar ante lo que más le incomoda, que es que un artista, que para colmo vivió fuera de la isla más de medio siglo, exprese libremente su rechazo al sistema cubano. Dice el articulista que Bebo “nunca  entendió los cambios que tuvieron lugar en su país natal”. Antes, en la época soviética, se decía que los exiliados se iban “en desacuerdo con la ideología marxista-leninista”. Lamentablemente, aquella sigue siendo una expresión menos irrespetuosa.