China: autocracia del futuro

China: autocracia del futuro
Por:
  • montserrats-columnista

Hasta hace poco, era incuestionable que la democracia era el sistema de gobierno ideal y que el mundo civilizado iba caminando, sin retorno, hacia ella. Calificábamos a las naciones con respecto a la calidad de sus democracias y esperábamos que, poco a poco, las naciones no democráticas entrarían en sus propias primaveras y revoluciones para llegar, finalmente, al redil democrático.

Sin embargo, esto no fue lo que sucedió. Guerras, conflictos religiosos, recesiones, desigualdad y migraciones masivas provocaron el renacer de nacionalismos, populismos y líderes carismáticos que han puesto en vilo el futuro de la democracia.

La ultraderecha europea, la izquierda caudillista y la pesadilla sin nombre que sucede en Estados Unidos son casos de retroceso democrático claros y vistosos. Pero China, la callada China, es un peligro latente para el mundo entero.

Por años, China ha crecido a la sombra. Un partido comunista que fortaleció su economía tras su gran muralla informática y que, de pronto, se abrió al mundo para comerciar simulando una apertura y modernidad que esconde brutales violaciones a los Derechos Humanos.

Xi Jinping se ostenta como un líder moderno, que apuesta por la apertura y por tender puentes entre las naciones. Con proyectos multimillonarios para invertir en infraestructura alrededor del mundo, China propone ser el centro de la promoción de una nueva era de intercambio comercial que sustente el libre mercado… a un alto costo: ignorar que su líder es un autócrata que mantiene el crecimiento violando los derechos de sus ciudadanos.

Xi ha consolidado su poder censurando a la oposición, vigilando estrictamente a su población y cambiando la legislación para conformar una moderna autocracia. Internacionalmente, ha cuidado hasta el extremo su imagen, haciendo que la opinión pública, tan importante en nuestros días, le sea bastante favorable. Y claro, si lo comparamos con otros líderes infames, nadie tiene tiempo de fijarse en los detalles escabrosos de su mandato. La mercadotecnia política es el nombre del juego.

Que China es una potencia económica no es un secreto. Por años, la estrategia global ha consistido en un delicado sistema de alianzas para mantener un equilibrio global. La salida de Estados Unidos de esta estrategia ha dado al traste con el plan y ese vacío lo ha llenado China. Entre más tratados comerciales rompe Trump, más firma Xi. Lamentablemente, estos tratados a los que el mundo se ve obligado a entrar conllevan el costo de hacerse de la vista gorda ante las peculiaridades del gigante asiático. Expansión y autoritarismo. Con el control económico que tiene y sin contrapesos, China se puede convertir en un silencioso e incuestionado líder.