Chomsky, el rentismo y la corrupción

En visita reciente a Uruguay, donde participó en una conferencia con el expresidente José Mujica, Noam Chomsky señaló que dos de los mayores problemas de la izquierda gobernante en América Latina eran la apuesta prioritaria por la exportación de recursos energéticos y materias primas a las grandes economías globales

—Estados Unidos o China— y la falta de mecanismos preventivos y reductivos de la corrupción. Lo más grave es que ambos errores están interrelacionados y no son exclusivos de la izquierda.

El economista chileno Eduardo Engel, que fuera asesor de la presidenta Michelle Bachelet para el combate a la corrupción y ahora dirige el think tank Espacio Público, asegura que en el caso de Petrobras, en el que se entrecruzan rentismo y corrupción, el 30% de los montos invertidos se iba en la malversación y el peculado. La cifra, asegura el experto, alcanza un tope nunca visto en la vieja práctica de la corrupción pública en América Latina.

En entrevista con El País, Engel comenta con optimismo moderado la iniciativa de crear un Sistema Nacional Anticorrupción en México, pero, teniendo muy presente la experiencia brasileña, adelanta que el éxito de la nueva institución dependerá de la autonomía de los fiscales que conduzcan la política anticorrupción. La combinación de un sistema judicial débil con una estrategia rentista en la política económica del país es la mejor plataforma para el crecimiento de la corrupción.

En el caso chileno, Engel argumenta que la corrupción ha sido uno de los factores centrales en el desplome del centro-izquierda, hegemonizado en décadas por la Concertación de Partidos por la Democracia. Durante veinte años consecutivos, de 1990 a 2010, la Concertación gobernó Chile, a través de cuatro mandatos presidenciales: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La alternancia se produjo en 2010, cuando la derecha chilena llegó a La Moneda de la mano de Sebastián Piñera.

El reciente triunfo de Piñera en las primarias y su posicionamiento ventajoso para las próximas elecciones presidenciales, según Engel, puede ser interpretado, en parte, por la percepción de que los gobiernos de la Concertación fueron demasiado tolerantes con la corrupción. El último caso, que la oposición asocia con la trayectoria del centro-izquierda, es el del hijo y la nuera de la mandataria, que la izquierda más radical y, sobre todo, la derecha aprovechan para presentarse como una alternativa más rigurosa en términos de estrategia anti-corrupción.

De vencer Piñera en las próximas elecciones presidenciales, y regresar a La Moneda, otro gobierno de derecha se habrá sumado al giro político que se vive en la región desde mediados de esta década. Cuando se historie este proceso, uno de los elementos inevitables del análisis será el costo electoral de los dos grandes errores de la izquierda gobernante en América Latina, señalados por Chomsky en Montevideo: el rentismo y la corrupción.

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