Coahuila y la trampa

Coahuila y la trampa
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Quien crea que la eventual anulación de las elecciones en Coahuila es un triunfo, suponemos que también debe saber, si entiende de sentido común y política, que es un fracaso.

Es un revés y un volver a empezar en medio de la agudización de la desconfianza generalizada. Se dirá que no hay de otra, pero eso nos llevaría a escenarios en donde todos tienen algún tipo de responsabilidad.

Actuar bajo la consigna de “al ladrón”, como por lo general lo hacen los partidos políticos, los lleva a ver la paja en el ojo ajeno. La responsabilidad es vista invariablemente fuera de su ámbito de acción; actúan como si fueran pulcros y en una de ésas hasta santos.

Coahuila y Edomex han terminado por ser la ratificación de vicios de muchos años que se pensaban erradicados. En algunos comicios, no tiene sentido generalizar, se sigue bajo la idea de que hay que ganar a como dé lugar; las formas importan poco o nada. Se busca la victoria para conservar el poder y ahora también se ha visto que les urge para blindar el futuro.

Imaginemos qué hubiera pasado si en las elecciones en Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, para hablar de las recientes, hubiera triunfado el PRI. Es poco probable que estuviéramos ante los escenarios en los que hoy estamos.

Más allá de las persecuciones políticas, no se puede soslayar que hay algo de ello, difícilmente se hubiera exigido de la misma manera. Esto es algo de lo que se juega también en Coahuila. El PRI no quiere evidentemente perder, pero sobre todo no ha de querer que llamen de nuevo a cuentas, con todo y huida, persecución y escandalazo de por medio, a uno de sus gobernadores.

En Coahuila no queda claro todavía qué pueda pasar. Lo que es muy probable es que se anule la elección, lo cual a estas alturas se empieza a ver como un mal necesario.

El problema no está sólo en que el candidato del PRI haya presuntamente rebasado los gastos de campaña, el otro componente es que todo indica que el PAN hizo lo mismo, aunque haya sido por una cantidad menor. Al final de cuentas termina por ser lo mismo, una violación de la ley.

En esta lucha por el poder, teniendo de por medio impugnaciones, desacreditaciones y referencias una y otra vez al ámbito legal, los que menos cuentan son los ciudadanos que fueron a las urnas a votar.

Van a ser tomados en cuenta de nuevo sólo si se anula la elección. Buscarán entonces su participación y evidentemente su voto. Un nuevo proceso electoral significa, primero que nada, más dinero.

Significa que se tiene que echar a andar de nuevo la maquinaria electoral y que, sobre todo, se tiene que pedir a las y los coahuilenses que vayan otra vez a la urna porque resulta que en la pasada elección quienes les pidieron el voto hicieron trampa.

El desarrollo desigual de la democracia, la ausencia de civilidad política y el ganar a como dé lugar nos llevan a escenarios como el que se prevé para Coahuila.

Una nueva elección, por más que termine siendo necesaria, será un fracaso de los actores políticos de uno y otro bandos. Se repetirá el proceso porque hicieron trampa.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

En este momento en que el periodismo está en tuits y en redes, sigo pensando en el trabajo de investigación y de largo aliento. En mis 30 años en Quintana Roo he podido conocer la historia del estado y, sobre todo, la de la gente. La constante es la visión política en donde quien gobierna se apropia del estado, no hay quien no le haya pagado al PRI el derecho de piso. En un hecho con tintes de lo inusual el gobernador ha pedido al secretario de Finanzas que se investigue lo que hemos venido dando a conocer desde hace tiempo. Hace 8 días, al salir del lugar donde estaba recogiendo nuevos testimonios sobre la investigación que vengo haciendo desde hace tiempo, un joven se me acercó y me dijo: “No te metas porque esa zona es de los de la última letra”.

Lidia Cacho. Escritora y periodista.

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano