¿Cómo acabará AMLO con la corrupción?

¿Cómo acabará AMLO con la corrupción?
Por:
  • francisco_cardenas_cruz

Después de que el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, aseguró el sábado en Campeche que no va a meter a la cárcel a ningún político ni a perseguir a ningún corrupto, quienes votaron por él se preguntan ¿cómo entonces va a cumplir una de sus tantas promesas de campaña electoral de “acabar con la corrupción”?

En su “gira de agradecimiento” de fin de semana por entidades del sureste, dijo que de nada sirve meter a la cárcel a los políticos o dirigentes sindicales como lo hizo el expresidente Carlos Salinas de Gortari, que “entrando metió a la cárcel a dos o tres para legitimarse y todo mundo a aplaudir”.

DE ESTO Y DE AQUELLO

La comparecencia ante el pleno del Senado del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, la semana pasada, fue de hecho su despedida, después de que anunciara que al concluir el sexenio se retirará de la política y de la administración pública en la que fue, con mucho, el colaborador más cercano e influyente del Presidente Enrique Peña Nieto, al que le creó no pocos problemas.

Uno de ellos fue aquella desafortunada invitación que el Ejecutivo Federal le hiciera al actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando era candidato, lo que le provocó a su jefe un sinfín de críticas y a él, su salida de la Secretaría de Hacienda.

Sin embargo, el peor y más grave, fue convencerlo, primero, que nombrara como presidente del PRI al entonces secretario de Energía, Enrique Ochoa Reza, tras la renuncia de Manlio Fabio Beltrones, un político al que como a otros, Videgaray desplazó a su antojo; después, que a José Antonio Meade Kuribreña, titular de Hacienda, lo convirtiera en candidato presidencial de ese partido sin tener militancia y, finalmente, que Aurelio Nuño dejara la SEP para ser coordinador general de su campaña.

Con ello, el aún canciller no solamente provocó el rechazo general de los priistas de toda la vida que nunca lo apoyaron, muchos de los cuales, incluso, no votaron por un candidato que consideraron ajeno a su partido y que hoy, en un documento de la militancia que empezó a circular, reprochan justificadamente a “la corrupción en el gobierno” y a postular candidatos “ciudadanos” y hacer a un lado a aquella, lo que llevó a ese partido al derrumbe electoral de julio pasado.

No solamente era difícil, sino imposible, que con todo y su reconocida trayectoria de servidor público honorable, durante los años que estuvo al frente de las secretarías de Energía, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y Hacienda, Meade Kuribreña pudiera ganar la elección presidencial con la pesada loza de corrupción que llevó a cuestas.