“Con toda la fuerza del Estado”

“Con toda la fuerza del Estado”
Por:
  • larazon

El Ejército no quiere, ni pretende ni sería sano para el país, quedarse por mucho tiempo en labores de combate al narcotráfico. Así lo expuso el secretario de la Defensa Nacional, general Félix Galván, en la ceremonia de aniversario del Ejército Mexicano.

Sabe, y así lo dijo, que de prolongarse la confrontación la ciudadanía colmaría sus límites de hartazgo hacia la violencia cotidiana y también se corre el riesgo de que se vea como algo natural.

Nada más cierto. Pero antes de retirarse del combate hay que ganarlo. Y ganarlo significa que el narcotráfico no vuelva a levantarse jamás contra el Estado ni asuma sus atribuciones.

No es tiempo de que el Ejército se salga del combate. Lo que no puede ocurrir es que le exijamos que lo dé solo.

La lucha en contra de los traficantes de droga que desafían al Estado y en algunos municipios del país suplantan sus funciones, debe darse, como ha dicho el presidente Calderón, “con toda la fuerza del Estado”.

Sí, con toda, y no nada más con una.

Decir “con toda la fuerza del Estado” es exigir la concurrencia de la Secretaría de Desarrollo Social, por ejemplo.

Hay que ofrecer alternativas productivas sanas a los cientos de miles de jóvenes que no encuentran acceso al mercado de trabajo.

En tanto se recupera la economía y se facilita la creación de empleos, el Estado tiene una función primordial que consiste en ofrecer posibilidades de estudio y de ingresos a los jóvenes.

Ellos son carne de cañón de la bandas de narcotraficantes que reclutan muchachos a los que convierten en homicidas por 500 pesos a la semana.

Decir “con toda la fuerza del Estado” implica que los integrantes del Poder Judicial hagan su tarea sin torcer la justica a favor del más fuerte o el más violento.

Pululan los arreglos bajo la mesa de los juzgados con actuarias compradas y secretarios de acuerdos previamente aleccionados para perjudicar a las víctimas y favorecer a delincuentes.

Lo mismo ocurre con los ministerios públicos. Que integren bien las averiguaciones para evitar que por deficiencias técnicas premeditadas salven a narcos y secuestradores.

Los legisladores también tienen su parte de responsabilidad en que este combate sea breve y sea exitoso.

Es cierto que las cámaras legislativas han aprobado prácticamente todo lo que se les ha enviado desde el Ejecutivo en materia de seguridad; todavía tienen rezagos.

Los medios de comunicación no pueden permanecer al margen de esta lucha. Mucho menos ponerse del lado de los enemigos de México.

Lo anterior no es retórica, porque hay medios que parecen dedicados a desprestigiar al Ejército. O para decirlo de una manera más cruda:

empeñados en golpear al Ejército para minar su prestigio ante la opinión pública y así quitarle presión a los narcotraficantes.

Sí, la lucha debe darse con toda la fuerza del Estado. Y los que no ayudan, que no estorben.

phl@3.80.3.65

agp