Constitucionalismo latinoamericano: promesas, asimetrías y conflictos

Constitucionalismo latinoamericano: promesas, asimetrías y conflictos
Por:
  • armando_chaguaceda

La historia política de Latinoamérica es, en buena medida, un largo relato republicano y constitucional.  Durante 210 años, los pueblos de la región hemos elegido —con mayor o menor asedio de fraudes, guerras civiles y caudillos— a nuestros gobernantes, desdeñando fórmulas monárquicas.

Y hemos creado, una y otra vez, constituciones encargadas de definir y propugnar distintos catálogos de derechos para los ciudadanos de este lado del mundo.

Ese trayecto, sin embargo, no ha sido un paseo. En un libro reciente —destinado, por la calidad expositiva y la actualidad de los casos, a devenir en referencia obligada— el politólogo Javier Corrales analiza la contribución de los procesos constituyentes al fortalecimiento democrático regional. En particular, atiende a los factores que aumentan o acotan las asimetrías de poder entre el presidente y sus opositores, así como entre el Poder Ejecutivo y los otros poderes. Demuestra cómo presidentes que gozan de altos niveles de popularidad pueden usar los procesos constituyentes para expandir su poder frente a oposiciones debilitadas. Y viceversa.

La alerta, sin embargo, no equivale a considerar a la “ola constituyentista”, per se, anticipatoria de la autocratización. Apoyándose en el estudio de 24 procesos constituyentes —de ellos, 13 abortados—, Corrales recuerda que éstos pueden detonar amplios mecanismos participativos, que reconocen nuevos derechos y sujetos diversos. Erigiéndose en momentos de alto simbolismo, creatividad y unidad nacionales; así como en una oportunidad para renovar las elites y fuerzas políticas tradicionales.

Sin embargo, por su capacidad para cambiar—en tiempos cortos y montos enormes— las reglas de juego y cuotas de poder establecidas, los procesos de reforma y refundación constitucionales constituyen verdaderas fábricas de riesgo y miedo para todos los concurrentes. Sean de gobierno u oposición. Pues si bien pueden ser procesos de inclusión y cooperación, también han servido para expandir la polarización política. El examen que realiza Corrales de los casos boliviano y venezolano, en particular, demuestra cómo las fortalezas respectivas de opositores y oficialistas impregnaron su sello en las Leyes Magnas. Acotando y expandiendo —respectivamente— los poderes de Morales y Chávez.

Fixing democracy...debería ser traducido y leído para bien de la política y ciudadanía latinoamericanas. En Venezuela y Cuba se recrean constitucionalismos schmittianos. Ecuador revisa su marco legal para desconcentrar y acotar presidencias imperiales. México reconstruye, por la vía democrática, una nueva hegemonía política que bien podría acoger una demanda constituyente. Otros países incluyen la agenda de la diversidad e innovación democráticas al ritmo del siglo XXI. Por todo esto, la aportación académica de esta nueva obra, de ser debidamente atendida, tendría un relevante impacto cívico. Ojalá sea así.