Consultas y foros, pero sin atajos

Consultas y foros, pero sin atajos
Por:
  • javier_solorzano_zinser

La gobernabilidad es cada vez más complicada. Una de las razones está en la gran dificultad de instrumentar mecanismos de comunicación reales y tangibles con quienes se gobierna.

Tiende a pasar que después de ganar las elecciones quienes acceden al poder van perdiendo el pulso de los ciudadanos, a veces con una rapidez pasmosa. Es el resultado de que las decisiones se tomen desde la cúpula, lo que convierte a los ciudadanos en un instrumento más que en un medio para gobernar.

El gran reto es cómo hacer las cosas de manera diferente. Las experiencias que se han tenido en Cuba pueden ser un referente, son interesantes y atendibles más allá de las críticas que se merezca su régimen.

La consulta sobre la nueva constitución cubana, que desde hace varios años llevan a cabo en todo el país, muestra en fondo y forma ser un mecanismo para conocer lo que quieren los ciudadanos. Se diseñó un mecanismo de participación en el que no se puso un tiempo límite, llevan algunos años en ello a lo que se suma la dificultad, para bien y para mal, que los cubanos se la pasan discutiendo casi todo.

Hace unas semanas, cuando estuvimos en la isla, conversamos largamente con ciudadanos cubanos sobre la consulta; algo importante es el hecho de que todos saben de ella. Reconocen que sin ser la panacea, es un mecanismo cercano a lo idóneo de participación, y sobre todo para escuchar a todos en todo el país. Han sido educados bajo este mecanismo, llevan por lo menos cinco décadas en su instrumentación y desarrollo.

La consulta y los foros son instrumentos de la democracia que no necesariamente resuelven todo, pero que sin duda ayudan a conocer lo que ven y sienten los ciudadanos. No es fácil instrumentarla en sociedades que no la tienen como una forma de gobierno y más si viven entre confrontaciones, adversidades, grandes pendientes, enconos e injusticias, como es el evidente caso de la nuestra. Lo que quieren los ciudadanos es hacerse ver y escuchar, por ello es que pueden resultar a menudo caóticas, pero desde donde se vea en algún momento se tiene que empezar y darles valor y peso para la gobernabilidad.

El nuevo gobierno se ha sobrevalorado en el desarrollo de las consultas y foros. Da la impresión que supuso, con poco análisis de fondo, que en automático iban a ser efectivas, lo que les permitiría desarrollar políticas públicas para la gobernabilidad.

Es tan alta la cantidad de agravios, junto con el dolor y la tristeza, que ni la presencia del Presidente electo ha logrado atemperar los ánimos. No tenemos, además, un desarrollo educativo, democráticamente hablando, que nos permita confiar a plenitud en ellos.

Otra variable pasa por quienes los organizan. En un buen número de casos se acaba por hacer lo que ellos quieren. No es sólo lo que pueda pasar en los foros o consultas, sino en lo que va a hacerse después; la duda es invariablemente la misma: ¿van a ser seriamente tomadas en cuenta las opiniones de los ciudadanos?

Sin que exista un proceso formativo entre ciudadanos y gobierno, los foros y consultas pueden quedar a la intemperie, como de hecho ha pasado estos días. El hecho ha expuesto a un gobierno que todavía no es gobierno.

La consulta sobre el nuevo aeropuerto se empieza a ver con preocupación, se ve dirigida y se quiere hacer creer que por ser el nuevo gobierno quien la instrumenta se le debe creer, casi que en automático.

Escuchar para gobernar requiere de tiempo y formación, pero en tanto no se valen los atajos.

RESQUICIOS

Desde ayer es santo Monseñor Oscar Arnulfo Romero, con quien sostuvimos inolvidables, agradecibles y formadoras conversaciones. No hay manera de olvidar su homilía, un día antes de su asesinato el lunes 24 de marzo de 1980, en San Salvador, mientras oficiaba una misa:

“En nombre de Dios y este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios que cese la represión”.