¿Cualquiera puede espiar?

"Cualquiera puede espiar”, responde el gobierno ante las acusaciones de que en sus sótanos se realizan escuchas clandestinas a candidatos y gobernadores de oposición.

Es verdad, cualquiera puede espiar.

Y cualquiera puede matar, secuestrar o asaltar.

Para eso, se supone, hay un gobierno. Para impedirlo. Y cuando se da, procurar justicia.

¿Quién pone ante un juez a los responsables, con aporte de pruebas?

Ahí está el problema. Los funcionarios deben entender que están ahí para gobernar, y no para ser una más de las pandillas que se disputan el poder.

Supongo que todos los gobiernos espían, y en muchos casos es su deber hacerlo contra los enemigos del Estado.

¿También a los adversarios políticos?

Tal parece que aquí queremos llevarnos la medalla de tener al único gobierno que espía a sus contrincantes electorales y entrega a su partido el producto de sus escuchas.

Si al espiar se encuentran hilos que conducen a un delito grave, se debe investigar y actuar en consecuencia, con todas las de la ley.

Y si el gobierno no es el que espía, entonces debe ponerse manos a la obra y sancionar.

Así lo hizo en el caso de Purificación Carpinteyro, a la que acusa de difundir escuchas ilegales a Luis Téllez Kuenzler, ex secretario de Comunicaciones y Transportes.

¿Por qué en el caso de Purificación Carpinteyro se van sobre ella y en el de César Nava enderezan las baterías declarativas contra la víctima del espionaje?

¿Cuál es la vara con que se mide el espionaje telefónico?

Cuando el espiado es cuate, duro contra los espías. Y cuando el espiado es de otro partido, duro contra lo que dice éste.

Eso se puede esperar de actores políticos secundarios, de los medios de comunicación y de comentaristas, pero no del gobierno porque su función es otra.

Cosa por demás curiosa resulta que algunas de las grabaciones ilegales que conocimos estos días lleguen directo a manos del presidente del partido gobernante.

Y que todas afecten a su contendiente duro en las elecciones de julio, el PRI.

Hasta ahora las grabaciones nos dicen que Fidel Herrera es un veracruzano muy mal hablado y que es parcial en favor del PRI.

Nos dicen también que, en privado, promete ayuda oficial a candidatos del PRI.

Que investiguen a ver si se consumó la oferta y se sancione en caso de existir delito.

Pero ¿y César Nava, difusor de las escuchas ilegales? ¿A él no?

El ambiente se puede tornar irrespirable.

Al aire infidelidades conyugales, relaciones interpersonales, preferencias sexuales.

¿Eso quiere el gobierno? Ojalá que no.

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Twitter: @phiriart