Cuando la estadística nos alcanza

Cuando la estadística nos alcanza
Por:
  • larazon

Mónica Garza

El próximo miércoles 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular, también conocido como Infarto Cerebral o Ictus.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, cada año 15 millones de personas en el mundo sufren un evento vascular cerebral, de las cuales cinco millones mueren.

Sesenta por ciento de los que sobreviven quedan con secuelas neurológicas que les obliga a ser dependientes de otras personas. El mayor problema de este padecimiento es el desconocimiento de sus síntomas y los factores de riesgo, que en México anualmente llegan a cobrar 130 mil vidas.

A propósito de esto, hoy decido compartirles una historia personal con el ánimo de ayudar a crear conciencia, sensibilidad y de esta forma expresar mi solidaridad con las miles de personas en México que hoy forman parte de esa dura estadística.

Todo comenzó un sábado cualquiera a las ocho de la mañana. Como cualquier sábado a las ocho de la mañana en mi casa sonó el teléfono y como de costumbre era mi madre.

—¿Cómo estás hijita?

—Bien mami ¿y tú?

—Fíjate que me caí y me golpeé en la cara y traigo un brazo todo moreteado.

—¿Cómo que te caíste? ¿Dónde?... Mami es que ya no puedes andar en la calle corriendo como si tuvieras 26 años, ¡entiende! A ver, ¿Dónde andabas?, ¿con qué te tropezaste?... ¿Ya fuiste al doctor?...

—¡No me pasó nada!, ya me puse una pomada para el golpe y ya se me va a quitar…

La conversación siguió hasta el final en el mismo tono de regaño que ocurre cuando las hijas pasamos a comportarnos como madres de nuestras madres, o al menos nos sentimos con ese equivocado derecho.

Mi madre y yo discutíamos constantemente, lo que entre madre e hija suele ser lo normal. En aquella ocasión era porque yo quería que viniera a vivir más cerca de mí, pues consideraba que la ciudad donde ella estaba ya no era segura para una mujer sola.

Ella se negaba a dejar su independencia porque era una mujer voluntariosa, hiperactiva, siempre apurada, de carcajada fácil y sanísima. De enfermedades ¡ni hablar! Para ella la enfermedad era algo que sólo le sucedía a unas cuantas personas que inspiraban los artículos de las revistas de salud.

Finalmente la convencí de subirse a un avión para venir de visita a la Ciudad de México y cuando fui a recibirla al aeropuerto, al distinguirla entre todos los que atravesaban el filtro de seguridad, sólo de ver su caminar sentí que se me pegaba el estómago a la espalda.

Arrastraba discretamente una pierna y jalaba su maleta de rueditas con dificultad. Su sonrisa quería ser tan amplia como siempre, pero algo en su rostro la traicionaba y me di cuenta que no hablaba igual.

No entendía ¿qué le pasaba?, ¿qué no me había dicho? Me sentí enojada con ella por irresponsable, pero en realidad me estaba enojando con la vida por ponerme frente a un escenario que me aterrorizaba y que nunca esperé.

Un par de días después, mi hermana —que tampoco vivía en el D.F.— se reunió con nosotras y juntas iniciamos el que sería un camino largo y complicado que comenzó enfrentando el primer diagnóstico que nos dio el neurólogo.

“Su mamá tiene tres isquemias cerebrales. No sé cómo no se dieron cuenta. Una es en el tronco cerebral y es tan severa que me parece un milagro que siga viva y caminando”….nos dijo el médico.

A partir de ahí no cesó el peregrinar por todo tipo de consultorios y terapias de rehabilitación. Desde entonces han pasado tres infartos más por el cerebro de mi madre y una locomotora por encima de la vida de mi hermana, quien amorosamente adaptó una habitación de hospital en su casa, donde estos últimos cuatro años el tiempo ha transcurrido lento, testigo del abrazo en el que mi madre ha permanecido agarrada a la vida, fiel a su invencible naturaleza.

Es por esto que en el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular yo quiero invitarlos a la reflexión sobre sus hábitos de vida y los invito a informarse, porque la información es poder y la PREVENCIÓN es la vida…

A mi hermana Marytere, ¡Gracias infinitas!

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag