Cuando la soberbia manda

Cuando la soberbia manda
Por:
  • danielalonso-columnista

La magia se terminó. El discurso de Matías Almeyda ya es el mismo que el de todos sus predecesores: “yo no me veo fuera de Chivas, eso lo dicen ustedes (los medios) para armar polémica”, comentó el director técnico argentino tras su más reciente derrota. Pero, ¿qué polémica se puede armar si los jugadores en el campo parecen once zombies rojiblancos que deambulan sin sentido, sin pasión y sin alma?

La derrota ante Dorados, su rival directo por mantener la categoría, es la gota que derramó el vaso. Si bien el partido fue por la Copa MX, el impacto psicológico y anímico puede influir en la recta final del torneo regular, y tal vez dar un giro dramático al más puro estilo de las obras de Shakespeare o García Lorca. Uno nunca sabe en nuestra Liga mexicana.

Para los de Sinaloa, este triunfo es una inyección de autoestima para poder retar al destino, hacer posible lo imposible y lograr la anhelada salvación. Por lo pronto mañana reciben al Atlas, un rival que en el papel puede significar la primera victoria en el torneo y un repunte milagroso.

Por otro lado, la presión en el Guadalajara alcanzó los límites máximos. No se ve la manera de cómo el Rebaño pueda por fin ganar en Liga y, para su peor fortuna, el sábado reciben a los Xolos de Tijuana, que vienen de menos a más en el Estadio Omnilife, donde sólo han logrado una victoria en sus ocho encuentros ligueros más recientes.

¿Cuál podría ser la verdadera razón por la cual Jorge Vergara ha errado en prácticamente todas sus decisiones? Para mí la respuesta es simple: el dinero.

El dueño de Chivas ha vivido confundido durante 14 años. Sí, el futbol es un negocio, uno muy bueno diría yo, pero para alcanzar el éxito se necesitan los principios elementales con los que se busca la victoria en un partido de futbol: jugar en equipo, establecer un buen canal de comunicación, dejar la soberbia bajo el tapete en casa y amar lo que haces. Cuando Vergara ha tratado de cumplir con estas premisas, el multimillonario siempre ha tropezado con hormigas. Hoy la marca Chivas es un fracaso deportivo; no hay más.

Entrenadores y proyectos desmembrados por berrinches o caprichos del patrón, jugadores comprados y/o vendidos como guacales de fruta... Todas esta fallas, aunque parezca difícil creerlo, son consecuencia de ese amor falso que también siente Jorge por su equipo. Su rostro lleno de preocupación, desencajado; su cuerpo no miente, el sufrimiento de Chivas, es también su sufrimiento; pero no es suficiente.

Este torneo, gracias a unos Dorados muy debilitado, las Chivas pueden permanecer en Primera División, pero el próximo año tal vez no sea suficiente y se concrete lo que toda la afición del Rebaño teme.

Tal vez el descenso es el premio que Jorge Vergara se merece, tal vez sólo así logre amar de verdad a su equipo.

dan.alonso@yahoo.com

Twitter: @dan_alonsov