Cuba desde Cuba

Cuba desde Cuba
Por:
  • javier_solorzano_zinser

La Habana.— Cuba lleva más de un año en medio de una  consulta nacional para diseñar y aprobar la nueva Constitución del país. Está discutiendo y buscando su futuro.

Las consultas en esta nación son parte de su desarrollo social y político. Es, con defectos y virtudes, parte central de la gobernabilidad del país. Es un proceso que está establecido en la Constitución y es una forma de vida entre los ciudadanos.

Las consultas en Cuba pueden llevarse mucho tiempo. Están acostumbrados a ello; éste no es un país en el que las cosas se decidan de la noche a la mañana, de no ser que la autoridad se imponga; la historia nos ha demostrado que llega a suceder.

El peso de los ciudadanos es cada vez mayor. Mucho de lo que se dice y se sabe acerca de la dinámica interna de la isla provoca reacciones de toda índole. Lo que pasa con algunos grupos de la oposición es, en algún sentido, un enigma; es justificadamente centro de críticas.

Hay muchos pendientes en este sentido. Sin embargo, está claro que caminan por nuevos rumbos buscando abrirse en lo interior y hacia el mundo como no lo habían hecho antes; el tiempo establecerá hasta dónde llegan.

La anunciada muerte de Fidel Castro y el inteligente gobierno de transición de su hermano Raúl han sido detonantes de nuevos escenarios, a lo que se suma el surgimiento de nuevos grupos, muchos de ellos integrados por jóvenes, quienes han venido a irrumpir socialmente.

Hoy, en Cuba se hacen preguntas que antes no se permitían o que no se dejaban hacer, todavía sucede que, cuando se hacen, son soslayadas y reprimidas. Es pronto, insistimos, para saber hasta dónde llegaran la influencia y peso de las nuevas generaciones y los posibles cambios que exigen nuevas formas de participación y gobierno, “sin hacer a un lado los principios de la revolución”.

El régimen no ha dejado de ser hermético. Se ha ido abriendo, aunque para muchos falta “realmente mucho”.

Cuba no es un país fácil de entender. Desde fuera se le pueden hacer muchos señalamientos, pero sólo estando aquí van apareciendo las explicaciones y ciertos entendimientos, lo que termina por provocar nuevas preguntas.

Los cubanos lo saben. No todo es política, aunque para ellos sea un factor central en sus vidas. Las cosas van más allá de ella. Trabajan su cotidianeidad y si bien viven en medio de adversidades, hay algo que merece toda la atención y reconocimiento: la mayoría de la población vive bajo similares condiciones económicas y sociales.

A diferencia de nosotros, viven cotidianamente el orgullo de país, lo quieren y lo demuestran, a pesar de sus problemas. Quieren a su nación y la presumen, hay un arraigo y un sentido de pertenencia que puede parecer exagerado y que sorprende.

La muerte de Fidel Castro no cambió mucho las cosas en Cuba; fue, le decíamos, una muerte muy anunciada. Heredó con antelación el poder a su hermano Raúl, quien desde que tomó posesión como presidente fue él y nadie más quien lo ejerció.

Fidel fue poco a poco convirtiéndose en una figura lejana de las grandes decisiones.

El comandante es la figura central en la historia de Cuba de la segunda mitad del siglo 20; sin él no se entiende nada de lo que ha pasado, con todas sus virtudes y defectos, pero desde hace tiempo Cuba sabe vivir sin Fidel Castro.

Lo que le viene a la isla sigue teniendo una alta dosis de incertidumbre. Durante años les han dicho a los cubanos de lo que se van a morir, y hoy, como ayer, siguen vivitos y coleando.

Está claro que hay vida después de Fidel. En Cuba hoy se está discutiendo cómo quieren que sea esa vida.

RESQUICIOS.

Sería muy bueno que los dirigentes y deportistas mexicanos tomen en cuenta que en Cuba no sólo están muy dolidos por la derrota a manos de nuestra delegación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla. Nos traen en la mira y quieren venganza, y desde que terminaron los juegos andan en ello.

Aviso a tiempo después de tan significativo y contundente triunfo mexicano.