De amores y viejos recuerdos

De amores y viejos recuerdos
Por:
  • rodolfoh-columnista

En una mesa de reflexión, un brillante y querido amigo le preguntó a una de las personas más cercanas a López Obrador del porqué de su maltrato al PRD. También lanzó al aire la interrogante de si acaso el partido del sol azteca era afecto al masoquismo, dado que, a pesar de insultos y desaires del mesiánico líder de Morena, Alejandra Barrales seguía insistiendo en dejar la puerta abierta a una alianza.

Desconozco en absoluto la psique de la líder perredista, sus heridas personales y sus aficiones afectivas, por lo tanto, no sé si sus cargas emocionales las traslade o no a su quehacer político. Lo que sí es muy posible, casi una certeza, es que ella se encuentre bajo una muy intensa presión por parte de sus bases para buscar el acercamiento con el tabasqueño.

La política es muy acomodaticia y la izquierda no es la excepción, y aunque aparentan ser distintos, sienten una fascinación irresistible por el poder y el dinero. Algunos dirían que es algo bastante humano y natural, pero sin pretender ahondar en estudios sociológicos, es un hecho que al ver las posibilidades de López, muchos se apresten a entregarse de cuerpo entero.

Así le ocurrió al PRI cuando la tercia integrada por Mariano Palacios, Óscar Espinosa y Roberto Campa le obsequió la ciudad a Cuauhtémoc Cárdenas de una manera vergonzosa y humillante para las bases priistas. Porque aunque era un hecho que la ciudadanía estaba descontenta, y que además clamaba por la alternancia, los tres antes mencionados ni las manos metieron (a saber).

Ante esto hubo una desbandada de tricolores que se pusieron a las órdenes del PRD y que se convirtieron en sus dirigentes seccionales en infinidad de barrios y colonias de la ciudad. Y en los tiempos que corren, las bases amarillas se están anticipando, padecen de ansiedad y no se quieren quedar fuera de la jugada (de la repartición de huesos).

Es una cuestión menos ideológica y más de interés, y aunque claro está que una alianza con el PAN les mete algo de ruido, siempre han superado ese tipo de conflictos con tal de ganar elecciones, pero Morena les atrae mucho más.

Ese mismo interlocutor morenista que mencioné dijo algo interesante al respecto. Que él no ve ninguna intención, ni disposición de los liderazgos del sol azteca para acudir al besamanos del tabasqueño. Ni Mancera, ni Graco, ni Aureoles, ni Núñez están en ese ánimo, dijo. Y es que en Morena se los comerían vivos, les abrirían las puertas pero los mirarían con desdén y, si bien les va, los tratarían con condescendencia (en el sentido negativo de la palabra, por supuesto).

Por eso pienso que Alejandra Barrales tiene que tomar una actitud más inteligente, atractiva y frontal, porque mientras deshoja la margarita o se decide por Anaya, sus examigos están susurrándole al oído y haciéndole la corte a las bases perredistas. Ya hasta una precampaña, disfrazada de encuesta, están a punto de sacar (y ella está muy familiarizada con eso).

Twitter: @RudyCoen