De ánimos y humores

De ánimos y humores
Por:
  • javier_solorzano_zinser

El Presidente lleva un buen tiempo en los terrenos donde aunque gane acaba por ser visto como perdedor. Son muchos los motivos por los cuales se ha ido agudizando esta tendencia y suponemos que en Presidencia saben que tiene una alta dosis de responsabilidad.

Las salidas instrumentadas en muchos casos han tenido respuestas confusas en el planteamiento y en la solución. Ésta es una de las razones por las cuales los niveles de aprobación han bajado de manera dramática.

Asuntos como la Casa Blanca, Malinalco y OHL, entre otros, han calado profundamente y creado una serie de lugares comunes que en muchos casos tienen dosis de certeza. Al gobierno le ha costado enorme trabajo resolver ante la opinión pública sus problemas. Quizá porque está involucrado en ellos, con todos los intereses que esto puede conllevar; quizá porque no ha encontrado fórmulas claras para hacerlo, o quizá porque al hacerlo puede quedar entre la espada y la pared.

Las veces que el gobierno ha ofrecido explicaciones en temas sensibles, como los señalados, ha terminado por enredarse aún más. Ésta puede ser una de las causas por las cuales por más que la administración, quiere mostrar avances no se ven. No solo son las posiciones críticas hacia el gobierno, se ha creado un estereotipo que es cada vez más difícil de superar, y a esto habrá que sumar que Peña Nieto tiene en las redes grupos cada vez más amplios de detractores.

Parte del ánimo o desánimo al que se refirió el Ejecutivo hace unos días tiene que ver con ello. Las razones son multifactoriales y si bien no todas son atribuibles al gobierno buena parte de ellas se concentra en su cancha.

Se definen en cómo vemos al gobierno, cuál es la relación que tenemos con él y cómo lo analizamos y juzgamos en nuestra cotidianeidad.

A esto agreguemos que el gobierno mismo no se ayuda. Los ánimos están desiguales porque el estado de las cosas se ha movido poco o nada. Las reformas estructurales siguen viéndose lejanas y polémicas. Quizá al paso del tiempo puedan ser más importantes de lo que hoy vemos; algunas de ellas no deben escatimarse, pero bajo las actuales circunstancias no se ve por dónde salir.

Los ánimos no dan porque el hartazgo no para. Se han creado una concepción y una visión de país que han llevado a que no se crea ni en lo que se ve. El caso de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa lo ejemplifica.

Todo está en entredicho en medio de la gran maraña que tiene al gobierno en el centro. Poco o nada cuenta el ámbito lo político; da la impresión de que nadie lo quiere hacer porque al hacerlo se podría diluir la responsabilidad directa del gobierno, son los terrenos en donde las redes se pueden ir con todo y entramos en lo políticamente incorrecto.

Los ánimos son desiguales porque para medirlos o sentirlos el referente es el gobierno. El riesgo es que entremos en el ni los veo ni los oigo, no se pueden olvidar las consecuencias que esto tiene para la gobernabilidad y la comunicación.

Los malos ánimos y los malos humores no son ni anecdóticos ni menores, tienen al gobierno en el centro. No son invenciones ni ocurrencias, son el resultado de cómo nos vemos, de cómo vemos a los otros y sobre todo de cómo vemos al gobierno.

 RESQUICIOS. * Los niños reportaban que Rafa, Leopoldo Rafael Duarte Perea, hacía cosas extrañas, malas, en el Montessori Matatena. Yo veía muy raro a mi hijo, todo el tiempo trataba de aislarse y le daba por golpear a su papá y a su hermano de 7 años en los genitales. En la escuela nos decían que era chantaje del niño, la verdad nosotros no teníamos ni idea de lo que pasaba. Lo que detonó el asunto fue que una mamá lanzó un video en el que dice que Rafa le hace cosas a los niños y que los obliga a sexo oral. Al ver grandes y pequeños detalles las historias de los niños empezaron a coincidir. Mi hijo ya declaró al igual que otros niños, la Procuraduría tiene todo en sus manos.

Mariana Tovar Zamora; mamá del menor.

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano