Del multiculturalismo a la xenofobia

Del multiculturalismo a la xenofobia
Por:
  • montserrats-columnista

El domingo desayuné con la noticia de los atentados terroristas en un parque en Pakistán y en un estadio de futbol en Irak. Decenas de muertos y centenares de heridos, en su mayoría mujeres y niños que celebraban la Pascua jugando en la ciudad de Lahore. La devastadora crueldad con la que se eligieron los blancos inocentes e indefensos me dejó sin palabras y me lleva a cuestionarme el rumbo que está tomando la historia de Occidente.

Acto seguido, llevé a mis hijos a un parque cercano y me senté a jugar con ellos en el arenero pensando en que a muchos kilómetros de ahí otros padres buscaban entre el desastre a sus hijos… La misma escena, los mismos amores, las mismas risas, la misma sangre y, en teoría, la misma humanidad.

¿Qué nos pasa?

Parece que han pasado varias eras ideológicas desde la popularización del multiculturalismo con sus ideales de una convivencia pacífica entre culturas distintas en un territorio común. Hoy en día estamos mucho más cerca del renacimiento de nacionalismos xenófobos que de aquellos escenarios idealizados en donde distintos sistemas ético-políticos podían coexistir. ¿Fuimos demasiado ingenuos?

Cuando Ángela Merkel habla de integración de las comunidades de origen musulmán, en referencia a la crisis migratoria que actualmente aqueja a Europa, menciona como indispensable que se acepten los valores y las leyes que distinguen a occidente. Sin embargo, la serie de abusos sexuales que se dieron en Alemania en Noche Vieja fue una muestra de que hay puntos clave que incluso terceras generaciones no han modificado, como el respeto a la mujer. Y a este escenario se le suma la creciente actividad terrorista de los grupos extremistas.

¿Cuál es la solución? ¿Dejar de salir a los parques? ¿Renunciar a los valores que distinguen nuestras civilizaciones? ¿Cerrar las fronteras y expulsar a los “diferentes”? ¿Renunciar a la solidaridad y a la defensa de la libertad en la que creemos? No, sin duda. Pero también es cierto que tenemos que tomar medidas para defender a los vulnerables y para preservar aquello en lo que creemos y valoramos. La barbarie nos orilla a tomar decisiones difíciles y toda acción emprendida tendrá sus dolorosas consecuencias.

Europa se cae a pedazos y con esto se pone en peligro nuestra forma de vida y aquello que quisiéramos dar por sentado. Una urgente y necesaria estrategia de seguridad global tiene que plantearse. La realidad es que llevamos ya tiempo en guerra y hemos tardado en reconocerlo. Espero que dentro de la reacción necesaria encontremos la forma de evitar el odio xenófobo y sepamos reconocer al enemigo. Sin embargo, me parece que el sueño del integrismo cada vez es más ilusorio y que los refugiados pagarán el precio.

msalomonf@gmail.com