Del plato a la boca… a Torruco se le puede caer la sopa

Del plato a la boca… a Torruco se le puede caer la sopa
Por:
  • gerardo_garcia

Es que los escucha uno y surge el cuestionamiento: si ya tienen ellos confirmada la victoria de su candidato en la elección presidencial, ¿pues para qué gasta el país millones de pesos en la jornada electoral?

De atenerse a sus aseveraciones, cuando no bravuconerías, pues mejor nos ahorramos la elección y a mano alzada se le nombra a Andrés Manuel López Obrador presidente.

“Grandes coincidencias de la vida (…) conozco hace 39 años cuando el joven talentoso tenía 18 de edad. Él me habrá de entregar la estafeta del sector”. Así se leía el tuitter que envió Miguel Torruco, propuesto como secretario de Turismo en el hipotético –digo, porque no es una realidad- gabinete del candidato presidencial de Morena, que aparecía junto a una foto con Enrique de la Madrid, actual titular de Sectur, en un vuelo en el que coincidieron la semana pasada. Y no sería más que una broma de no ser porque lo toman absolutamente en serio. Para ellos, los seguidores de AMLO, no sólo el arroz ya se coció, sino que está servido en el plato.

Aunque como dicen los pescadores cozumeleños: para comer pescado, primero hay que pescarlo.

Miguel Torruco es, en efecto, un personaje conocido en la industria turística. Hizo una labor buena, que no sobresaliente, en su paso por la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México en el gobierno de Miguel Mancera –quien lo despidió por dedicarse desde ahí a hacer proselitismo por López Obrador-, y en el siglo pasado tuvo una participación relevante en el sector. Sin embargo, al igual que lo que propone su candidato, sus planteamientos refieren a un México del pasado en un mundo de futuro. Su visión es la de un hombre que se quedó en los tiempos en que los viajes se reservaban con meses de antelación o que los sistemas de reservaciones se llevaban en tarjetas hechas a mano. No ha demostrado tener claridad ante la realidad de la industria; sobre los papeles cambiantes de las agencias de viajes o el funcionamiento vertical de muchos grupos empresariales; tampoco de la interrelación de la hotelería tradicional con empresas como Airbnb, por citar una. Es un hombre respetado y, efectivamente, de buen trato; pero no es el hombre que se requiere en la Secretaría de Turismo en este momento de la industria donde la disrupción es referente.

Es verdad que se ha mejorado el producto turístico en la Ciudad de México y se avanzó mucho en el segmento de convenciones –el de negocios, es el principal- pero en buena medida eso se ha conseguido por el esfuerzo de la iniciativa privada que ha invertido en restaurantes, mejora de oferta hotelera. Y en buena medida ese desarrollo se dio por una mejora en la percepción de seguridad en la capital del país, misma que ahora, por la realidad, ha venido decayendo. Así el paso de Miguel Torruco, un añejo conocedor del sector, que hoy ya se ve despechando en Chetumal –allá mudará López Obrador la Secretaría de Turismo- y así lo denota.

El asunto es que falta la jornada electoral.