Disidentes y adictos

Disidentes y adictos
Por:
  • larazon

Bertrand de la Grange

Casi 230,000 personas han salido legalmente de Cuba desde la entrada en vigor, el pasado 14 de enero, de la reforma que eliminó gran parte de las restricciones para viajar. Antes de esa fecha, sólo viajaban los adictos al régimen. Los disidentes huían ilegalmente de la isla a bordo de embarcaciones inseguras o aprovechaban las expulsiones masivas que solía teatralizar Fidel Castro en su pulso con el “imperio”.

Hoy todos viajan, tanto los partidarios como los adversarios de la dictadura castrista. Y, a veces, sus rutas se cruzan. Algunos, sin duda, se hablan y comparten experiencias en privado. Otros, sobre todo los más conocidos, no se dejan ver con nadie del otro bando. Así ocurrió esta semana en Madrid, donde estuvieron, cada uno por su lado, el disidente socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa y el bloguero oficialista Iroel Sánchez.

El primero participó en sendos actos públicos organizados por la Fundación Hispano-Cubana y la Asociación de Iberoamericanos por la libertad, dos entidades anticomunistas con sede en la capital española. El otro recorrió quince ciudades españolas de la mano de grupos pro-castristas, antes de recalar en Madrid, donde se presentó ante la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera.

Como era de esperarse, no coincidieron en nada. Según Morúa, Cuba “tiene lo peor del capitalismo y lo peor del autoritarismo latinoamericano”. El fundador del Arco Progresista asegura que la situación económica del país se ha deteriorado a consecuencia del fracaso del plan de reformas —“actualización” del modelo socialista, como se llama oficialmente— lanzado por el presidente Raúl Castro en 2010.

La legalización del trabajo por cuenta propia iba supuestamente a dar empleo a los cientos de miles de funcionarios despedidos por el Estado, que ya no dispone de recursos para pagar los salarios. Sin embargo, dice Morúa, los “impuestos confiscatorios” y los decomisos abusivos de mercancías están golpeando duramente el incipiente sector privado: el 20% de los cuentapropistas “han devuelto sus licencias, porque les era absolutamente imposible seguir adelante con su actividad, especialmente los que se dedicaban a la venta de ropa”.

Ahí donde uno ve un fracaso rotundo, que contribuye a aumentar “la pobreza, el racismo y la fragmentación social”, el otro asegura que Cuba “ha encontrado una alternativa” al capitalismo. “No es perfecta”, concede Iroel Sánchez, “pero nuestros programas gratuitos de educación y de salud nos han permitido mantener una alta clasificación en el Índice del Desarrollo Humano de la ONU”. Sin aportar un solo dato que lo sustente, el autor del blog La pupila insomne, agrega que “los empleos estatales han sido reemplazados por empleos no estatales mejor remunerados”.

¿Viven el bloguero oficialista y el disidente socialdemócrata en dos planetas diferentes? En realidad, más que en dos planetas, viven en tiempos diferentes. El primero está claramente anclado en el pasado y en la figura de Fidel Castro —lo cita varias veces, pero no menciona a Raúl—. El otro, en cambio, habla del futuro y de los cambios imprescindibles para sacar al país del barranco donde está metido.

“La oposición tiene que descartar las diferencias ideológicas y buscar consensos, más allá del rechazo que todos sentimos por los Castro y el Estado totalitario que han creado”, dice Morúa. Se trata de definir una “estrategia de país” y un nuevo marco constitucional, que “se apoye en la participación de todos los ciudadanos, dentro y fuera de la isla”. Según el disidente, la sociedad cubana ya no ve al Estado “como el padrecito que lo resuelve todo”, sino más bien “como el obstáculo que le impide construir su propio bienestar”.

Además de las insalvables discrepancias sobre el fondo, el bloguero y el disidente tienen una actitud totalmente opuesta en cuanto al trato hacia los que piensan de otra manera. Morúa es un hombre de diálogo y apuesta a una transición pacífica—¿a la española?— que implica una alianza entre la oposición y los sectores desafectos del Partido Comunista: “hay una fractura dentro del PCC entre las elites y las bases”, asegura.

Iroel Sánchez, en cambio, profesa tal odio y desprecio hacia los disidentes que no los llama por sus nombres. Cuando señala a las Damas de Blanco, habla de un grupo de mujeres que deben de “tener mucho jabón porque siempre andan vestidas de blanco”. Guillermo Fariñas es el “premio Sajarov [de los derechos humanos, otorgado por el Parlamento Europeo] que se reúne con el Bin Laden de Miami, un terrorista que es responsable de la voladura de un avión cubano con 73 pasajeros”. Y la bloguera Yoani Sánchez, bestia negra del régimen, es una que “está pagada por Estados Unidos”.

En su intervención ante la prensa, el bloguero fidelista alabó el papel de La Habana en las conversaciones de paz que se desarrollan actualmente en la isla entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. Le faltó explicar por qué no se puede hacer lo mismo entre cubanos.

bdgmr@yahoo.com