Ebrard, frente al abismo

Ebrard, frente al abismo
Por:
  • larazon

Manuel López San Martín

Marcelo Ebrard se ha convertido en su peor enemigo. No fueron una ni dos las malas decisiones que ha tomado en los últimos tres años, las que lo tienen a un paso del exilio político. Sus enemigos, está claro, lo quieren ver atado de manos y, de preferencia, encarcelado. Sus aliados son cada vez menos y su poder e influencia estáN considerablemente a la baja.

Hace tres años el entonces Jefe de Gobierno estaba en los cuernos de la luna. Tenía índices de aprobación superiores a 70%, su gestión en el GDF era modelo a seguir. Propios y extraños le reconocían no aferrarse a la candidatura presidencial de la izquierda, a pesar de haberle ganado dos de las cinco preguntas a Andrés Manuel López Obrador. Ebrard, en aquel momento, era un activo. El tabasqueño lo propuso y presentó como su próximo secretario de Gobernación.

En 2012 no sólo terminó su gestión al frente del gobierno capitalino, también su suerte se acabó. Marcelo abandonó su estilo meticuloso, frío y calculador y se equivocó. Quiso seguir siendo protagonista y robarle reflectores —y espacios de poder— a Miguel Mancera; se aceleró —en agosto de 2013— al anunciar su candidatura a la dirigencia del PRD; erró al irse por la libre crear su tribu, Movimiento Progresista y después equivocó de aliado al buscar el apoyo de René Bejarano, con lo que dinamitó puentes con Los Chuchos y el Jefe de Gobierno —quienes tienen una alianza.

Luego vino el cierre parcial de la Línea 12 donde, de nuevo, equivocó el cálculo y terminó dándose un balazo en el pie. A pesar de que ningún informe, ni investigación le imputaban responsabilidad, se subió al ring al que trató de llevar también a Mancera politizando el tema desde el día uno de la suspensión del servicio. Hoy, la ciudadanía responsabiliza a Ebrard por el desastre.

Entre dimes y diretes lo que consiguió fue exhibir su fuerza real durante los comicios internos del PRD, en septiembre de 2014: su grupo quedó reducido a 2.5%. Todavía con la cabeza caliente se lanzó contra la dirigencia perredista, para luego inscribirse como aspirante a diputado federal por el partido al que golpeaba en cada declaración.

“El PRD perdió el rumbo”, “El PRD está entregado a Peña Nieto”, “El PRD va al fracaso”, dijo una y otra vez. Como era previsible, el sol azteca lo bateó. Desesperado, corrió al partido que mejor retrata el oportunismo y la decadencia política: Movimiento Ciudadano. En el partido naranja le abren la puerta a quien sea, siempre y cuando traiga votos y dinero. Ebrard se enroló en la aventura con Dante Delgado no por congruencia ni por ideología, sino por sobrevivencia. El Tribunal Electoral lo frenó en seco y le retiró la candidatura plurinominal por haber participado en dos procesos internos durante el actual proceso electoral.

El criterio fue estricto, como quizá no lo ha sido con otros candidatos, pero —más allá de compartirlo o no— hay argumentos jurídicos que lo soportan. Y sí, todo apunta a que es el enemigo público #1 del gobierno federal y sus redes de influencia, por eso sorprende lo errático de sus pasos. Da bandazos.

Hace una semana —dos días antes de que le quitaran la candidatura—, en una entrevista de radio, Ebrard, optimista, dijo que en la elección del 7 de junio le iba a ir “bien, espero llegar a 6% de los votos”.

Un ex gobernante en la ciudad más grande del país, que terminó su gestión con niveles de aprobación superiores a 70%, que estuvo a un paso de ganar la candidatura presidencial de la izquierda en 2012 y que previo a la selección del candidato tenía una intención de voto tres o cuatro veces superior a 6%, hoy lucha por oxígeno político.

Y podrá acusar lo mismo al gobierno federal que al Partido Verde, al PRI, a Nueva Alianza o hasta al PRD. Podrá señalar compló de autoridades electorales y hasta victimizarse por ser golpeteado desde el GDF. Lo cierto es que Ebrard llegó al abismo por propio pie. Y a este ritmo, está a punto de dar un paso al frente.

  Off the record … Vaya fichaje el que amarró el candidato de Morena a la delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal. El ex gobernador de Zacatecas logró el respaldo del ex jefe de Gobierno del DF y actual senador Alejandro Encinas. Hoy lo presumirá y se placeará con él y con Andrés Manuel López Obrador. Morena mete toda la carne al asador en la Cuauhtémoc.

 En boca cerrada… “No entiendo por qué ha causado tanto malestar a Morena y al PAN”.

El candidato del PRI-Verde a Benito Juárez, Xiuh Tenorio, presentó el avance de su propuesta Gobierna conmigo, en la que pide a ciudadanos de la delegación mandar su currículum para participar en su administración, en caso de ganar, cosa que al partido de AMLO y a los panistas no les hizo mucha gracia. Lleva más de mil CV recibidos.

Twitter: @MLopezSanMartin