Educación sexual, matrimonio igualitario y réplica: los derechos y las instituciones

Educación sexual, matrimonio igualitario y réplica: los derechos y las instituciones
Por:
  • horaciov-columnista

En días anteriores se presentaron importantes definiciones sobre leyes o iniciativas que tienen impacto en el ejercicio de algunos derechos. Me refiero a las discusiones en la Cámara de Diputados sobre matrimonio igualitario y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a la educación sexual y salud reproductiva para menores, así como sobre la llamada ley del derecho de réplica. Algunos comentarios al respecto.

Educación sexual. Nadie discute que los padres de familia deben ser los primeros involucrados en la educación de sus hijos; pero los “conceptos de violación” que grupos conservadores alegaron en contra de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes eran francamente ridículas y anacrónicas. Por lo cual no sorprende que haya sido con votación unánime que la Corte haya avalado la obligación del Estado de dar a los menores de edad orientación sobre salud sexual y reproductiva, así como sobre métodos anticonceptivos. En un país como México, con sus cifras de embarazos adolescentes e infantiles no deseados, sería ridículo que el Estado no aportara, al menos a través de las escuelas, la información mínima necesaria para concientizar a la población. Pretender que la educación sexual sea monopolio exclusivo de los padres es francamente no entender en qué mundo se vive. Querer tapar el sol con un dedo, pues.

Matrimonio igualitario. Como ya pasaron las campañas de las elecciones ordinarias de este año, quedando comprobado que no se dieron los acuerdos políticos y sociales necesarios para respaldar la iniciativa, y ante la oleada de grupos conservadores que desgarraron vestiduras y se enfrentaron a ella, la respuesta del legislativo fue descartar la iniciativa de reforma constitucional sobre el matrimonio igualitario. Ni siquiera avanzó al pleno de la Cámara de Diputados, ya que fue rechazada por la Comisión de Puntos Constitucionales. Como si realmente hubiera un contrapeso legislativo, en un hecho bastante peculiar, la mayoría del bloque del PRI —con dos honrosas excepciones, cosa también muy extraña— rechazó la iniciativa del presidente de la República, o sea, del líder político de su propio partido. Como lo marca la costumbre, los priístas contaron con el apoyo de sus fieles escuderos legislativos, los autodenominados “verdes”. Y luego, como se daba por descontado por la naturaleza del tema, el PAN se subió a la coalición (¿cuándo habrá una derecha política moderna y realmente aconfesional en este país?), y también, obviamente, el único partido abiertamente (¿e inconstitucionalmente?) confesional de nuestro espectro político, el evangélico PES, dejando en minoría al PRD y a Morena. Habiéndose dado tal demostración de posturas, valga recordar que, a pesar de esto y de todos los sainetes recientemente encabezados por el Frente por la Familia y grupos afines, desde el año pasado la Suprema Corte declaró que es inconstitucional cualquier ley que defina al matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer y/o para fines reproductivos. Y eso no ha cambiado.

Libertad de expresión. La Corte desechó un proyecto para declarar parcialmente inconstitucional la Ley de Derecho de Réplica, impugnada por Morena y el PRD. El proyecto buscaba ampliar el derecho de réplica para las personas que se sintieran agraviadas por información difundida en medios… aunque fuera verdad. Tiene razón el ministro Arturo Zaldívar al sostener que partidos y candidatos están expuestos al escrutinio público y que deben soportar las campañas negativas. Haber aprobado lo que pretendían esos partidos (¿cuándo habrá una izquierda moderna y sensata en este país?) habría sido equivalente a una indebida limitación a la libertad de expresión consagrada en el artículo sexto constitucional. Se trata del típico dilema que se presenta por un modelo de comunicación poco claro. En esa materia, el INE tiene que resolver casuísticamente cada queja presentada sobre estos temas.

Conclusión. En todo caso, siempre es mejor avanzar en la conquista de libertades y derechos, y no pretender restringirlos.

Nota final. Aplausos fuertes a Gonzalo Rivas, póstumo ganador de la medalla Belisario Domínguez, y a Luis González de Alba, quien fue el principal promotor de que se le concediera esa muy merecida distinción, literalmente hasta el mismo día de su muerte.

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