El colapso migratorio mundial

El colapso migratorio mundial
Por:
  • montserrats-columnista

Los migrantes siguen siendo carne de cañón de la política. Tanto a nivel nacional como internacional, las caravanas de migrantes — entre ellos, los hondureños que actualmente se agolpan en nuestra frontera sur— son utilizadas como argumentos políticos y electorales. En medio de este caos, quedan las personas vulnerables in otra opción que aceptar ser utilizadas por múltiples bandos, sin que su dolor amaine.

La ONU y distintas asociaciones pro Derechos Humanos han levantado la voz para recordarle a los gobiernos que el trato a los migrantes debe ser digno y conforme a sus derechos, además de que se tiene el deber —por reglamentaciones internacionales— de aislar cada caso en su consideración para evitar decisiones en masa. Cada persona tiene derecho a presentarse ante la autoridad y pedir la entrada a otro país, ya sea con un visado estándar o como refugiado, según sea el caso. Sin embargo, la presión política lleva a consideraciones en conjunto, en las que se criminaliza a la gente sin consideración, cayendo en xenofobia y provocando la desesperación y la violencia.

En este sentido, el gobierno mexicano ha optado por controlar el ingreso. Justificadamente, ha puesto orden para evitar la violencia y la vulneración de la frontera. El proceso tendrá que ser lento para analizar cada caso. Esto podría llevar meses y los grupos políticos no están dispuestos a esperar tanto.

Lo que sucede en América se suma a la ola internacional de migraciones, que nos llevan a cuestionar los fundamentos mismos del derecho internacional y del trato humanitario. La crisis en el Mediterráneo, por ejemplo, ya no alcanza los titulares por la costumbre que hace que esas vidas ya no sean noticia.

¿Quién tiene derecho a ser acogido? Cuando la guerra, el hambre, las catástrofes medioambientales, la falta de libertad, etc., hacen imposible la vida honesta, las personas huyen buscando oportunidades. Son reclamos legítimos. ¿Quién tiene el deber de acogerlos? Legalmente, todos y ninguno. Las leyes actuales son ambiguas y provocan los casos desgarradores que vemos en los noticieros. La realidad nos indica que las causas de la migración son multifactoriales y, en un mundo global, son responsabilidad moral de todos.

No afirmo que se deban abolir las fronteras, sino que se debe evitar ver al extranjero como un enemigo. Se cuida más el libre tránsito de mercancías que el de personas, es una vergüenza. La migración parte de la desigualdad que hay en el mundo. Frenarla violentamente sólo acarrea más desigualdad y desesperación. Es una responsabilidad compartida que necesita una visión humanitaria y comprensiva. No podemos ser indiferentes al dolor y caer en la paranoia torpe y simplista de la crueldad xenófoba.