El examen de admisión

El examen de admisión
Por:
  • larazon

Javier Solórzano Zinser

La reforma educativa sigue mereciendo análisis y crítica, pero si algo tiene de rescatable es que maestras y maestros sean sistemáticamente evaluados. De alguna manera se venía haciendo, pero bajo los lineamientos de la reforma ahora queda claro y preciso, por lo menos en el papel.

En algunos casos se tenía una idea de lo que pasaba al interior del aula, pero en muchos otros los y las maestras se podían ir por la libre y no existían elementos para saber qué es lo que se enseñaba y qué es lo que se aprendía. Las evaluaciones dan una idea que en lo general no es positiva, si algo está a la vista es que la educación en el país tiene grietas por doquier.

Otro elemento de la reforma educativa que se debe ponderar es el examen de admisión para la plaza de maestros o maestras de los estudiantes que cursan la normal. El fin de semana se aplicó el examen de admisión en todo el país con excepción de dos estados, Oaxaca y Michoacán. Las razones están entre un conflicto político de muchos años, la oposición a la reforma educativa y en particular al examen de admisión para la plaza magisterial. En la CNTE se cree que es derecho de los normalistas acceder a la plaza sin exámenes de por medio, lo consideran un derecho e incluso una obligación del Estado para con ellas y ellos.

La reacción tiene más el intento de mantener privilegios, que ya no caben, que una crítica seria y propositiva al nuevo diseño. Salir de la normal y tener chamba en automático no tiene sentido ni permite conocer las reales capacidades de los egresados, a lo que se suma que el mercado de trabajo se mueve bajo circunstancias diferentes; por más obvio que sea: una cosa es ser estudiante de cualquier carrera y otra muy distinta es ser profesional de lo que se haya estudiado.

No es casual que dentro de las propuestas de la reforma educativa esté una liga directa entre los estudiantes de la normal y las escuelas a las que aspiran a trabajar como maestros. Los estudiantes van a pasar a ser asistentes de las y los maestros, lo que les debe otorgar una mayor experiencia que les permite formarse mejor y tener más elementos para la aplicación del necesario examen de realidad y querer mantener privilegios; negarse al proceso es perder de vista las nuevas realidades en la educación.

La reforma quedó a la mitad en muchos de sus apartados, pero si en un área se abrieron favorables expectativas es en que los y las egresadas de la normal ingresen a la escuelas como trabajadores bajo la mejor preparación posible y con un examen de admisión, bien diseñado y puntual con objetivos claros de conocimientos. El examen guste o no es una pieza en el nuevo proceso educativo imprescindible.

 RESQUICIOS... Así lo escribieron ayer:

* No hubo ningún milagro en los años de Lula, sino un espejismo que ahora empieza a despejarse: Mario Vargas Llosa

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Twitter: @JavierSolorzano