El niño que se opone a todo

El niño que se opone a todo
Por:
  • yolanda_pica

Carlos (8 años) es el hijo de una paciente de 42 años y es la razón principal por la que ella acude a tratamiento. Es el mayor de sus dos hijos y su esposo se fue, pues el niño le parecía insoportable y ahora “coopera” con algún dinero al mes para los gastos de la que era su familia, por lo que la responsabilidad real de crianza y manutención recae en la mamá de Carlos.

Desde bebé era muy difícil calmarlo, hacía berrinches ante cualquier pequeña frustración y cuando nació su hermana todo se agravó con enojo y celos que siguen hasta la fecha.

En el más reciente pleito con su madre rompió todos sus juguetes y amenazó con lanzarse por una ventana.

La conducta disruptiva es una de las psicopatologías que se expresan más temprano en la vida (antes de los cinco años)  predice que habrá problemas en la esfera mental, hoy se

sabe que su causa es genética.

En una publicación reciente conmemorativa del 175 aniversario de la revista American Journal of Psychiatry, un grupo de investigadores encabezados por la doctora Lauren

Wakschlag, integran el concepto de

“trastornos del neurodesarrollo”.

Este comportamiento se conoce en paidopsiquiatría como Trastorno Negativista Desafiante, su prevalencia es de cinco por ciento en la población infantil. Antes se pensaba que era provocado por la falta de límites de los padres. Ahora se sabe que hay niños que a pesar de tener padres competentes lo presentan.

Sus síntomas son: 1) agresión, 2) desobediencia, 3) irritabilidad y 4) comportamiento insensible.

Por el desarrollo cerebral la irritabilidad puede presentarse en 70 por ciento de los niños menores de dos años, pero la madurez cerebral hace que desaparezca a los seis, se considera anormal cuando un berrinche dura más de cinco minutos, hay destrucción de objetos (como en el caso de Carlos). Son niños con respuesta atípica al premio y al castigo lo cual se debe a una falla en la activación de la corteza cerebral en la zona prefrontal con una incapacidad para regular las emociones negativas y dar respuestas a que se adapten a las circunstancias. La incapacidad para dejar de estar enojados después de un regaño se ha relacionado con electroencefalogramas anormales por asimetría frontal izquierda.

Un metaanálisis que incluyó a más de 14 mil niños de todo el mundo demostró que antes de un año de edad ya tenían falta de empatía a las emociones de sus padres.

Aunque parecen “niños malcriados”, en realidad tienen un problema cerebral por lo que procesan mal la información y la única manera de ayudarlos en tratándolos con paciencia y retroalimentaciones positivas.

Para los que tienen entre tres y ocho años lo mejor es usar la terapia de juego que es un tratamiento en el que el terapeuta (que puede ser un psicólogo o psiquiatra especialista) logra un acceso al mundo interno del niño y restaura las fallas en el desarrollo a través de una inmersión profunda en la fantasía.

Tener estos conocimientos nos permite ayudar de forma afectiva a los niños que tienen esta condición, para que sea a través del procesamiento maduro de la agresión, lo que puede cambiar su cerebro y llevarlo a un funcionamiento normal.

El diagnóstico en Carlos es muy importante y su madre debe entender que la falla cerebral de su hijo no le permite hacer un manejo adecuado de las situaciones que vive pero que en sus acciones no hay maldad.

En las palabras de Donald Winnicott: “ El niño de dos, tres y cuatro años vive en dos mundos al mismo tiempo. El mundo que compartimos con él es, además, su propio mundo imaginario. Y ello  le permite experimentarlo con intensidad”.