El “no” al matrimonio homosexual en Eslovenia

El “no” al matrimonio homosexual en Eslovenia
Por:
  • mauricioi-columnista

Holanda se convirtió en 2001 en el primer país europeo que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Con el paso del tiempo, otros 11 países del Viejo Continente se unieron a los holandeses.

Para quienes consideran que el reconocimiento de este derecho es una tendencia irreversible y expansiva, el resultado del referéndum que tuvo lugar en Eslovenia, el pasado 20 de diciembre, les dará motivos para pensar.

Eslovenia, integrante de la extinta Yugoslavia, es parte de la Unión Europea desde 2004. Dos años después reconoció legalmente a las sociedades de convivencia entre personas del mismo sexo, prohibiendo a sus integrantes la adopción de menores. En marzo de 2015, los diputados de la Asamblea Nacional reformaron las normas sobre matrimonio, definiéndolo como la unión entre dos adultos, independientemente de su género. Grupos opositores de la medida, que argumentaron el peligro de que las parejas homosexuales pudieran adoptar menores de edad, obtuvieron las 40 mil firmas necesarias para someterla a la voluntad popular. Aunque la Constitución eslovena prohíbe que las cuestiones relativas a derechos humanos sean sometidas a voto, la Corte Constitucional determinó que los legisladores de la Asamblea Nacional carecían de facultades para bloquear la consulta.

Así, el tercer domingo de diciembre, una tercera parte del millón 700 mil votantes registrados acudió a las urnas. Los resultados muestran que una mayoría de 63.5% está en contra de la aprobación del matrimonio entre parejas homosexuales, mientras que una minoría de 36.5% se encuentra a favor. No deja de ser paradójico que durante el mismo año, dos países europeos (Irlanda y Eslovenia), utilizando el mismo procedimiento (reférendum), sometieron a revisión el derecho de las parejas homosexuales a contraer matrimonio, obteniendo resultados totalmente distintos.

El análisis del caso esloveno permite reflexionar sobre la situación en México. Aquí, únicamente tres entidades (Coahuila, Distrito Federal y Quintana Roo) regulan la existencia de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Aunque la Suprema Corte ha emitido jurisprudencia que declara inconstitucionales las leyes locales que definen como matrimonio al celebrado únicamente entre hombre y mujer, es preciso interponer un amparo para que las autoridades locales acaten dicha jurisprudencia. Vale la pena señalar que en este tema la CNDH ha expresado una posición reivindicatoria del derecho de la minoría homosexual para contraer matrimonio. Pero no hay que engañarse. Para que el matrimonio entre personas del mismo sexo sea reconocido en un mayor número de estados, más que tesis jurisprudenciales de la Corte y recomendaciones de la CNDH, se necesita que los Congresos locales modifiquen los Códigos Civiles que limitan el matrimonio a las parejas heterosexuales. Es improbable que esto ocurra en el corto plazo.

Recordemos que en las elecciones locales de 2016, el PRD, identificado históricamente con los derechos de las minorías sexuales, ha renunciado explícitamente a su defensa con el objeto de consolidar alianzas con el PAN. Tal parece que no sólo en Eslovenia el matrimonio gay se convierte en rehén del voto popular.

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