El perdón de Timochenko

El perdón de  Timochenko
Por:
  • rafaelr-columnista

Un momento, no por esperado menos emocionante, de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, hace unos días en Cartagena, fue cuando el líder Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, pidió perdón a los familiares de las víctimas de la guerra colombiana, que lo escuchaban en el Patio de Banderas.

La fórmula que utilizó el jefe guerrillero fue, sin embargo, contradictoria. En vez de decir, “pido perdón”, dijo: “en nombre de las FARC-EP ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”.

La Unidad de Víctimas que ha agenciado la presidencia de Juan Manuel Santos ya registra más de 8 millones y de ellos 274,784 han sido reconocidos como tales por jueces, que han ordenado algún tipo de reparación por medio de ayudas humanitarias. Entre los delitos de guerra que se imputan están los de homicidio, desaparición forzosa, secuestro, torturas, mutilaciones por minas, reclutamiento de menores, robo de bienes, despojo de tierras, agresión sexual, atentados y amenazas. El único delito amnistiado, según el proyecto de “justicia transicional”, es el de rebelión, al que se aferra la guerrilla para justificar su legitimidad como partido en democracia.

Hace algunos años el Centro Nacional de Memoria Histórica certificaba unos 220,000 muertos en más de 50 años de conflicto armado. De ellos, 177,307, más de la mitad, eran civiles, y poco más de 40,000 pertenecían a los dos bandos enfrentados. Los expertos de esa institución coinciden en que la mayoría de las víctimas no pertenecen a las fuerzas guerrilleras y al ejército nacional. Aún así, una parte del discurso público de las FARC, como pudo escucharse en las mismas palabras de Timochenko en Cartagena, persiste en presentar a los guerrilleros como los principales agraviados de la guerra.

Hace poco en La Habana, Fabiola Perdomo, viuda de uno de los 11 diputados del Valle del Cauca, asesinados por las FARC, se encontró cara a cara con Timochenko y otros líderes de la guerrilla. Su testimonio asegura que sintió un verdadero arrepentimiento en las palabras de los victimarios de su familia. Según Perdomo, el jefe guerrillero Pablo Catatumbo le reconoció que la muerte de su esposo fue “responsabilidad exclusiva” de las FARC. Lo que hizo entonces el soldado de las FARC fue pedir —no ofrecer— perdón a la familia de su víctima.

El lenguaje de Timochenko fue ligeramente distinto, no sólo porque usara el equivocado verbo “ofrecer”, sino porque en varios momentos de su discurso el comandante suscribió el legado del movimiento guerrillero, sin aludir a los crímenes de la guerrilla. El tono de su argumentación podría resumirse en la decisión de abandonar las armas, pero no las ideas que dieron origen a las FARC en los años 60. Un cambio en el método de lucha que, al preservar el objetivo de revolucionar Colombia por la vía socialista, a través de la democracia, impide reconocer plenamente el saldo criminal de la guerra.

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