El Presidente y el GIEI

El Presidente y el GIEI
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Ayer en Washington se dieron los últimos escarceos entre el gobierno y la CIDH. Una de las propuestas que habría puesto sobre la mesa la comisión fue que uno o dos de los integrantes del GIEI se quedaran más tiempo en el país.

La idea fue que se cerrara el proceso y se estableciera una ruta crítica. El gobierno tomó una decisión que no quiso cambiar, todos eran conscientes, independientemente de la determinación, de que el proceso se fue descomponiendo y las partes estaban cada vez más enfrentadas y con menos ánimos.

El 30 de abril se quedó como la fecha en que el grupo deje de operar. El domingo último del mes el GIEI, en conferencia en el Claustro de Sor Juana, presentará sus conclusiones. Suponemos que ese día sabremos muchas cosas que se han omitido, entre ellas las críticas hechas a algunos integrantes del grupo, y también conoceremos qué es lo que falta por hacer bajo la visión del GIEI.

El ruido que ha tenido todo el proceso lo ha afectado seriamente. Estamos al final de una etapa y seguimos enfrentados sin saber bien a bien qué fue lo que pasó. No se ve que en el futuro próximo vaya a traer cambios significativos sobre el caso. Está claro que unos piensan que los estudiantes fueron incinerados en el basurero y otros tienen la firme creencia de que están vivos, mientras no se demuestre lo contrario.

El problema es que no todo tiene que ver con versiones. Se ha entrado en terrenos de confrontación producto de la desconfianza que ha invadido a las partes. Estamos entre el apurar a como dé lugar la “verdad histórica” y sus respectivos cuestionamientos, entre poner en entredicho al GIEI, y las versiones que lo ubican como el que nos puede llevar a la verdad.

El grupo ha hecho un gran trabajo, ha tenido detractores porque el tema mismo nos ha colocado enfrentados como en pocas ocasiones. El conflicto social se ha extendido al caso de los 43 normalistas desaparecidos, es una de sus manifestaciones más delicadas, más graves y más acabadas.

La salida del GIEI es un elemento más para la confrontación y como no hay justos medios ni información confiable todo se vuelve polémico y susceptible de ser cuestionado.

No hay elementos para pensar que los escenarios vayan a cambiar. Da la impresión de que con la salida del GIEI se puede venir un choque mayor. La capacidad de maniobra se ha ido diluyendo. El gobierno es quien en esta riesgosa etapa debería dar pasos conciliadores.

Uno debiera ser un encuentro entre el Presidente y el GIEI antes de que el grupo deje el país. El gobierno fue quien invitó a la CIDH y debe hacer un recuento abierto, no en lo oscurito. Para que todo el proceso adquiera valor y que efectivamente no se cierre el caso, una reunión en que se establezca cuáles deben seguir siendo las líneas de investigación y cuál debería ser ahora la ruta crítica.

Vamos a enfrentar muchas turbulencias más. Se ha ido acabando el espacio de maniobra. El GIEI fue una esperanza y un ancla para los padres de familia. Hay que encontrar con éstos nuevos mecanismos en los cuales confíen. El Presidente no puede seguir aislado del tema, se tiene que meter directamente, no a través de sus colaboradores. Una reunión final con el GIEI puede dar nuevos impulsos y certezas, al final de esto también se trata.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

* AMLO ve una oportunidad de apoyo con la CNTE; sin embargo, no está claro cómo queda la relación después de lo expresado por Rubén Núñez, líder de la organización. El eventual triunfo de López Obrador en el 2018 sí pone en riesgo la reforma. Lo más importante de ésta es que el Estado retomó la rectoría en educación y está en la mesa un proceso de evaluación. Hoy se tiene por fin información precisa sobre el estado de las cosas, se está construyendo un efectivo sistema informativo. No es atinado hacer cambios bruscos, todavía hay elementos por discutir y madurar. Blanca Heredia, Prof. investigadora, CIDE.

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano